El catequista de Papúa Nueva Guinea que murió con el crucifijo en las manos
- On 1 de abril de 2025
OMPRESS-ROMA (1-04-25) El Papa Francisco ha autorizado al Dicasterio para las Causas de los Santos la promulgación de varios decretos sobre milagros, virtudes heroicas y futuras canonizaciones. Entre los futuros santos se encuentra Pedro To Rot, catequista de Papúa Nueva Guinea, asesinado durante la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial.
Con estos decretos se ha aprobado el milagro atribuido a María del Carmen Elena Rendíles, fundadora de las Siervas de Jesús. Esta religiosa se convertirá así en la primera santa de Venezuela. El sacerdote de Bari Carmelo De Palma será beatificado y el presbítero brasileño Giuseppe Antonio Maria Ibiapina se convertirá en venerable. Ignatius Choukrallah Maloyan, arzobispo de Mardin de los armenios, martirizado en 1915 durante el genocidio armenio, será canonizado.
Pedro To Rot nació en 1912, en Rakunai, en la parte más oriental de Papúa Nueva Guinea. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento y bautismo porque los documentos fueron confiscados por la policía japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. Creció en una familia numerosa y fue educado principalmente por su padre, que era el jefe de la aldea. Después de recibir la primera comunión, movido por una profunda devoción a la Eucaristía, sirvió como monaguillo. En 1930 comenzó a asistir al Colegio de Catequistas de San Pablo, en Taluligap y, tres años después, regresó a su pueblo para ejercer el ministerio de catequista. Con humildad y solicitud desempeñó este servicio, motivado también por una gran caridad hacia el prójimo, dedicándose sobre todo a los pobres, a los enfermos y a los huérfanos. A los 23 años se casó con Paula La Varpit y tuvo tres hijos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los japoneses ocuparon Papúa Nueva Guinea y encarcelaron a todos los misioneros, pero al principio de la ocupación no impidieron la actividad pastoral. Pedro hizo todo lo posible para no abandonar a la comunidad cristiana, continuando sus actividades de catequesis y preparando a las parejas para el matrimonio cristiano. Posteriormente, los ocupantes le ordenaron que restringiera sus actividades, hasta el punto de prohibirle hacer cualquier cosa. Continuó su apostolado en secreto con extrema cautela, para no poner en peligro la vida de los fieles, plenamente consciente de que esta elección podía costarle la vida. Firme defensor del vínculo sacramental del matrimonio cristiano, se opuso a la poligamia que los japoneses habían permitido para congraciarse con las tribus locales. Llegó incluso a cuestionar a su hermano mayor, que había elegido el camino polígamo, y que acabó denunciando la oposición de Pedro a la policía. Por estas razones en 1945 fue detenido y condenado a dos meses de prisión. Tratado con más severidad que otros prisioneros, murió en prisión en julio de 1945, asesinado por envenenamiento.
Pedro To Rot fue beatificado por San Juan Pablo II el 17 de enero de 1995 en Port Moresby, capital de Papúa Nueva Guinea, durante el Viaje Apostólico que realizó al país. El 18 de marzo de 2024, los obispos de Papúa Nueva Guinea y de las Islas Salomón solicitaron que el camino hacia la canonización de Peter To Rot estuviera exento del milagro. A pesar de haber constatado la existencia de numerosas evidencias, consideraron muy difícil documentar el milagro necesario por diversos motivos, entre ellos, la escasez de hospitales capaces de proporcionar la documentación científicamente necesaria para demostrar una presunta curación milagrosa. Otra de las razones es la cultura de la población local, que es esencialmente oral y presenta la dificultad de documentar por escrito los milagros que hayan podido ocurrir. Además, en el país se hablan hasta 820 dialectos, por lo que solo un pequeño número de personas es capaz de escribir un inglés correcto y comprensible. Por estas razones, se ha aceptado la solicitud de la dispensa del milagro para la canonización de Pedro To Rot. No obstante hay que destacar que, tras su beatificación en 1995, la fama de su santidad y de sus milagros ha crecido considerablemente, extendiéndose a todas las diócesis de Papúa Nueva Guinea y también a las cercanas Islas Salomón y Australia. Se han publicado cientos de escritos sobre él en nombre de Iglesias, instituciones y grupos vinculados a su memoria. Muchas son también las gracias atribuidas a su intercesión. La fama de su santidad está hoy muy difundida y crece continuamente.
En la ceremonia de su beatificación, San Juan Pablo II recordó que el día de su muerte, Pedro pidió a su esposa que le trajera su crucifijo de catequista. “Ella lo acompañó hasta el final. Condenado sin ser juzgado, soportó con calma su martirio”.