El cardenal O’Malley, Medalla Pauline Jaricot
- On 29 de enero de 2025
OMPRESS-ESTADOS UNIDOS (29-01-25) La semana pasada las Obras Misionales Pontificias de Estados Unidos hacían la entrega de la distinción Beata Pauline Jaricot al arzobispo emérito de Boston, el cardenal Seán Patrick Cardinal O’Malley, O.F.M. Cap., “por toda una vida de celo misionero”. La entrega tuvo lugar en una cena de gala en la ciudad de Nueva York. El premio, otorgado por las Obras Misionales Pontificias de Estados Unidos, reconoce el extraordinario compromiso del Cardenal O’Malley con la evangelización y el trabajo misionero a lo largo de su ministerio pastoral. El acto, que tuvo lugar en la Columbus Citizens Foundation, y según la visión de la fundadora del Domund, la Beata Pauline Jaricot, que siempre buscó implicar a los laicos en la labor misionera, reunió a amigos y benefactores que apoyan el esfuerzo y la labor de la Iglesia a nivel universal a través de las Obras Misionales Pontificias de Estados Unidos.
Fue el mismo Nuncio de su Santidad, el cardenal Christophe Pierre, quien entregó el galardón, recordando cómo el Papa Francisco “que ha llamado constantemente a la Iglesia a abrazar la naturaleza misionera, ve la labor de las Obras Misionales Pontificias como una expresión vital de esta vocación universal. Como nos recuerda, la Iglesia existe para evangelizar. E instituciones como las Obras Misionales Pontificias desempeñan un papel esencial en el apoyo a esta misión fundamental”. Recordar con esta medalla a la Beata Pauline Jaricot “tiene un significado especial, ya que conecta el espíritu innovador de una joven laica en la Francia del siglo XIX con las urgentes necesidades misioneras de nuestro tiempo. El genio de la Beata Pauline no residía solo en su capacidad para movilizar apoyo material para las misiones, sino en su comprensión de que todo católico está llamado a participar en el mandato evangélico de la Iglesia”.
Por su parte, el cardenal O’Malley, al recibir el premio, señaló que “la labor de la Obra de la Propagación de la Fe es una respuesta directa a los dos últimos mandamientos de Jesús en el Evangelio”. El “amaos los unos a los otros como yo os he amado” se une al “Id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Y nosotros “estamos aquí hoy, dos mil años después”, observaba el cardenal, “porque un grupo de pescadores, labradores y recaudadores de impuestos tomaron en serio ese mandato. Salieron a hacer discípulos, la mayoría de ellos dando su vida como mártires. Ahora nos toca a nosotros: mostrar cómo amar primero y hacer después discípulos a todas las naciones”.
Monseñor Roger J. Landry, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias de Estados Unidos, elogió el espíritu misionero que siempre ha animado al Cardenal O’Malley, que “ha mostrado lo que significa llevar a Cristo a todos. Su dominio de diez idiomas se convirtió en una herramienta para compartir el Evangelio con tantos grupos diversos de personas. Su deseo de ser misionero desde el comienzo de su vida religiosa influyó en la forma en que vivió su vocación como capuchino, sacerdote, obispo y cardenal de la Iglesia”.