El archivo de Propaganda Fide, del primer mapa de Australia a la Madre Teresa de Calcuta

  • On 22 de junio de 2022

OMPRESS-MADRID (22-06-22) Luis Cuña, director del archivo de Propaganda Fide, la Congregación vaticana creada el 22 de junio de 1622, en una entrevista en Misioneros Tercer Milenio, habla de la congregación y de la inmensa documentación y testimonios recopilados en 400 años de impulso a la misión, por parte de esta institución hoy llamada Dicasterio para la Evangelización. Desde su creación, se tuvo la conciencia de que era importante archivar las cartas que los misioneros enviaban a Roma, documentos, objetos… Así nació el archivo de Propaganda Fide, una de las fuentes más importantes para conocer la historia de las misiones de la Iglesia, y la historia de culturas y pueblos. Cuenta con cerca de 12 millones de documentos (cartas, mapas, gramáticas, fotografías), que ocupan 3 kilómetros y medio de estanterías. Con motivo del 400 aniversario de la fundación de este dicasterio, Misioneros Tercer Milenio habla con Luis Cuña, un sacerdote orensano que ha estado al frente del archivo durante 24 años.

P: En este 2022 se cumple el 400 aniversario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que recientemente ha pasado a llamarse Dicasterio para la Evangelización. ¿Por qué se creó? ¿Qué supuso para la misión de la Iglesia?

La Congregación la fundó el Papa Gregorio XV. Tenía dos finalidades en la bula de erección: en primer lugar promover, dirigir y organizar la evangelización directa a los no cristianos. Y en segundo lugar, se podría decir en palabras modernas, el aspecto ecuménico; es decir recuperar la unidad perdida con los protestantes y los ortodoxos. Para la Iglesia supuso sobre todo una toma fuerte de conciencia de su propia misión. ¿Qué dice el Concilio Vaticano II? Que la Iglesia es por su propia naturaleza misionera. Entonces, fue una toma de conciencia fuerte de este ser misionero, que no se puede delegar en nadie. Estábamos acostumbrados por ejemplo con América, a que la Iglesia cedía esta misión -no completamente- al Vicariato Regio o el Patronato portugués. Fue una toma de conciencia clarísima del Papa de que la evangelización era una misión inderogable.

P: Por eso crea el Papa un “ministerio” que se llamaba Propaganda Fide

El nombre histórico no tiene nada que ver con la propaganda de publicidad sino para la propagación de la fe. Después cambia el nombre a Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y ahora ha cambiado el nuevo nombre a Dicasterio para la Evangelización. Pero incluso en el Vaticano se le sigue llamando Propaganda Fide. Los territorios que dependían de Propaganda Fide eran enormes. Era toda África, toda Asia, toda Oceanía, y después Europa del Norte y Europa del este. Prácticamente lo que no dependía de Propaganda eran los países católicos de Europa y la parte de misión que los Papas habían confiado a la corona católica y portuguesa; el Patronato Portugués y el Vicariato Regio español. Por lo tanto, en el archivo de Propaganda se encontrará muy poco de América española y portuguesa, solo tardíamente, después de las independencias de los distintos países.

P: Desde muy pronto se empezaron a guardar documentos y se creó un archivo que no tiene comparación. ¿Por qué se tenía esa conciencia?

Para decirlo en palabras modernas, los datos son poder. El primer secretario de la congregación (de 1622 a 1649) fue monseñor Francesco Ingoli. Fue una persona realmente clarividente, tuvo una serie de visiones. Como por ejemplo, con los problemas que había en Asia para nombrar obispos por el problema del Patronato Portugués, se implicó en el envío de la figura de los obispos vicarios apostólicos, que no dependían de los poderes políticos. También tuvo la idea, junto con un español (monseñor Vives), de la creación de un colegio para la educación de vocaciones nativas, jóvenes que venían de los países de misión a formarse a Roma y volvían como misioneros. O la Tipografía Políglota de Propaganda Fide, que fue un adelanto para la época.

En cuanto al archivo, él se daba cuenta de que en Roma necesitaban conocer de primera mano los territorios de misión. Los misioneros tratan de evangelizar desde el conocimiento de la cultura. En muchos países por ejemplo -pasa en América, Asia y África- las primeras gramáticas de muchísimas lenguas fueron hechas por misioneros. Los primeros diccionarios, los estudios de geografía y de los mapas, de botánica, de fauna… Todos los misioneros hablan y transmiten el conocimiento de lo que ven, y era un conocimiento de primera mano. Por eso se decía que Propaganda Fide era uno de los dicasterios mejor informados, y ahí nace el archivo. Tenían una red enorme de misioneros.

P: Es por ello una fuente excepcional para conocer la historia de la misión de la Iglesia, pero también de las culturas. ¿Qué contiene y cuánto ocupa?

Desde 1622 en adelante contiene prácticamente la historia de la evangelización -y no solo-, de todos estos países que he comentado. Hay documentos en árabe, copto, siriaco, armenio o tibetano, lenguas modernas… Tenemos también mapas. Por ejemplo, el primer mapa que existe en el mundo de Australia. Los ingleses dicen que James Cook fue el descubridor de Australia, sin embargo en el archivo de Propaganda tenemos el primer mapa que existe que es de 1676, 100 años antes de Cook. Fue dibujado por un dominico italiano desde Manila (Filipinas).

Hay documentos en chino en seda roja, en papel de arroz… Para hacernos una idea son unos 15.000 volúmenes que contienen en torno una media de 800-900 documentos por volumen… Unos 11 o 12 millones de documentos. Y la extensión material son 3 km y medio de estanterías si las pusiéramos en línea. El archivo antes estaba en la sede de la Congregación en Plaza de España, a mí me tocó hacer el traslado a la nueva sede, que está en el Gianicolo, donde está la una de las mejores vistas de la plaza de San Pedro.

P: Entre estos documentos, ¿hay fotografías?

Sí. Hay unos 15.000 negativos en cristal de la agencia Fides, de los años 30-40. Son interesantísimas, algunas se pueden ver en la página web del archivo (www.archiviostoricopropaganda.va). Son evidentemente en blanco y negro, pero son de una gran riqueza, porque eran fotografías hechas por los misioneros en distintos países de misión, hay hasta de esquimales en los años 30.

P: Entonces es una fuente única para conocer la historia de las misiones y de la Iglesia pero también para conocer la historia de los pueblos. ¿Van muchos investigadores?

Tuvimos un bajón en tiempo de pandemia, pero de media unos 300-350 investigadores de todo el mundo cada año. La riqueza de este archivo es que en él está la historia de la de toda la Iglesia.

Además, hay que tener en cuenta que los archivos civiles europeos nacieron a mediados del siglo XIX. Sin embargo, la Iglesia cuenta con archivos propios parroquiales, por lo menos desde el Concilio de Trento (1545-1563), cuando fue obligatorio tener en cada parroquia libros de bautismos, matrimonios y otros sacramentos. Piensa en los archivos monásticos, mucho más antiguos. No es solo algo que habla de la Iglesia, cuentan también cosas sobre el territorio, la gente… en ese sentido es un archivo muy rico, que en muchos casos contiene las primeras fuentes que existen, incluso para la historia civil de muchos países.

P: Usted define el archivo como la sombra de una institución en la historia.

Eso es, es una definición poética. Viendo esa sombra uno se puede hacer una idea, es como cuando caminamos al sol, nuestro cuerpo proyecta una sombra. Evidentemente, el archivo no es todo. Es como si nosotros escribimos un diario: por mucho que uno sea delicado y atento y trate escribir todo, es imposible poner por escrito todo. La vida es mucho más grande que el archivo, que un diario, pero es muy importante. Es un santuario de la memoria, no solo para vivir en el pasado, sino para, conociendo el pasado, ver lo que se ha hecho bien para seguir haciéndolo así, y ver lo que se puede mejorar. La memoria nos ayuda a darnos cuenta de los errores y de las cosas que tenemos que cambiar o a seguir haciendo y mejorando lo que hemos ido haciendo hasta ahora.

P: Viendo esa sombra, se puede conocer la historia de la evangelización. ¿Es cierto el mito del evangelizador colonialista que destruía las culturas existentes?

Es todo lo contrario. En primer lugar, no podemos pedir a un misionero del siglo XVI, incluso de principios del siglo XX, tener la misma sensibilidad que tenemos nosotros hoy en el siglo XXI. Eso sería una falsedad histórica, porque las personas de la Iglesia son hijos de la sociedad de su tiempo. Aparte de eso, acusan a la Iglesia de esto, pero los archivos precisamente demuestran todo lo contrario.

Primero, por ejemplo, Propaganda Fide funda en 1626 la Tipografía Políglota, para publicar libros de oración, libros litúrgicos y catecismos, en lenguas. 20 años después de su fundación, publica libros en 22 lenguas orientales. Es la tipografía más importante y más rica de Europa.

Por otro lado, en tantísimos países en África y América, los misioneros son quienes han hecho las primeras gramáticas, diccionarios… para conocer la lengua. En la biblioteca de Propaganda Fide hay estudios de sociología, de cómo vive la gente, de las culturas, para conocerlas mejor y así poder evangelizar mejor. Evidentemente, para un misionero no se trata de un estudio aséptico, simplemente por estudiar y conocer más; sino que buscan conocer las culturas, las personas, la realidad… para poder anunciar mejor a Cristo, el Evangelio, porque esa es la misión de un misionero precisamente.

Estoy pensando por ejemplo en el último caso conocido, San Charles de Foucauld. Gran convertido del siglo XX, como eremita en el desierto entre musulmanes, gran parte de su tiempo lo dedicó primero hacer un diccionario tuareg-francés, y a recoger datos de la cultura tuareg y a recopilar canciones y ritos. El misionero parte con su sensibilidad desde el amor a la cultura.

Propaganda tiene una Instrucción a los vicarios apostólicos muy interesante del siglo XVII en la que dice claramente: el misionero no va a imponer la cultura europea sino que va a llevar el Evangelio. Estamos hablando de la primera mitad de 1600.

En tiempos en los que se discutía en algunos ambientes si los nativos podían llegar a la dignidad del sacerdocio, Propaganda Fide creó un colegio para formar vocaciones nativas que fuesen como misioneros, e incluso propone la ordenación de obispos nativos. A esto se suma el uso de lenguas vernáculas, no del latín. En ese sentido, Propaganda era y sigue siendo un ministerio vaticano de punta, porque al estar contacto con la realidad de la gente, con el sufrimiento, con la vida, y tener esa pasión por el anuncio el Evangelio, y ese celo… De ahí tenemos que partir.

No se trata de imponer, es que si tú has conocido alguien que te ha cambiado la vida, o eres un egoísta o realmente hablas de Él. Es como cuando se enamora una persona, se le nota en la cara. Pues un misionero que ha encontrado a Cristo debería verse como una persona enamorada; lo primero es ser un enamorado de Cristo y después anunciarlo.

P: En todos los años que ha estado al frente del archivo, ¿hay algún documento que le haya llamado especialmente la atención?

Hablaba del mapa de Australia… Es muy difícil elegir uno. Os puedo hablar de otro documento, que es mucho más moderno, pero que he encontrado y se ha hecho público y hemos hablado de él cuando se han abierto los fondos de Pío XII hace pocos años: es la primera carta que escribe Madre Teresa de Calcuta a Pío XII en 1950.

En ella habla de su misión. Ella había tenido la inspiración, después tuvo que esperar más de 2 años para poder iniciar esta historia. En el 1950 era Año Santo con motivo del 25 aniversario del Papa como obispo. Madre Teresa, como una mujer que sabe pedir y sabe llegar al corazón, le dice: Santidad, en este año tan especial para usted, apruebe nuestra congregación. Entonces le cuenta lo que hacen, su misión entre los pobres, los comienzos de su trabajo… Le habla muy poco de su inspiración (de experiencia de la sed de Jesús), porque es algo de lo que ella habla lo necesario. Y después le pide aprobar la congregación. Le da incluso una fecha, le pide el 13 de mayo del 50, la virgen de Fátima, porque la congregación tiene como patrona principal el Corazón inmaculado de María. La aprobación llegará más tarde, el 7 de octubre, día de la Virgen del Rosario de 1950.

Después le pide otra cosa muy interesante: “aprobarnos para vivir la pobreza según nuestras constituciones”, porque dice ella “nuestra pobreza es nuestro mejor forma de apostolado”. Ves realmente cómo un documento puede abrir el corazón de una persona, de un santo en este caso, y de toda su misión, su carisma, su vocación especial y todo el bien que ha hecho y que hará a la Iglesia.

 

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