Don Riccardo, un misionero por las calles de El Alto
- On 6 de octubre de 2023
OMPRESS-BOLIVIA (6-10-23) Popoli e Missione, la revista de las Obras Misionales Pontificias de Italia, trae el testimonio del sacerdote misionero Riccardo Giavarini. Una vocación “tardía” –formó una familia y optó por el sacerdocio tras enviudar– que dedica su vida a ayudar a chicas explotadas y a los menos afortunados.
Es sacerdote Fidei Donum de Bérgamo, es decir un sacerdote diocesano que ha sentido la vocación misionera de salir más allá de las fronteras físicas y espirituales. Riccardo había formado una familia con su esposa Berta y sus cinco hijos. Tras el fallecimiento de su esposa, no dudó en entrar en el seminario y ordenarse sacerdote.
Popoli e Missione relata un día de don Riccardo. Conforme oscurce en El Alto, las luces de pubs y discotecas se van encendiendo en los barrios donde las chicas esperan a sus clientes. La ciudad, situada a más de 4.000 metros de altura en el altiplano de los Andes bolivianos es casi un suburbio de la capital, La Paz, y alberga toda la vieja y nueva pobreza de los suburbios urbanos, incluida la prostitución y la trata. Muchas chicas se ven obligadas a venderse por unas decenas de pesos bolivianos. “Es una dinámica que se repite todas las noches. No debemos contentarnos con quejarnos de esta situación, sino actuar como cristianos. ¿Qué clase de sacerdote soy si no soy capaz de amar a las personas que sufren? Debemos estar a su lado y luchar por su dignidad”, así habla de su misión Don Riccardo.
En el vídeo “¿Y tú? ¿Qué haces?”, creado por Luci nel Mondo para las Obras Misionales Pontificias de Italia, se puede ver a Don Riccardo por la calles de El Alto. El vídeo forma parte del material de animación del Domund, la Jornada Mundial de las Misiones del próximo 22 de octubre.
La vida de Don Riccardo ha estado ligada a Bolivia. En los años 80 partió joven para este país para vivir una experiencia misionera. Allí conoce a Berta, se casan y tienen cinco hijos. Con su familia, Giavarini siempre vivió en Bolivia desde entonces y se convirtió en abuelo. Tras la muerte de Berta en 2020, se ordenó sacerdote y su familia se ha hecho más grande y acoge a muchas “hijas” en condiciones de vida difíciles. Para ellas Don Riccardo creó la Fundación Munasim Kullakita (“cuídate, hermanita” en lengua aymara), una obra social de la diócesis de El Alto, que se está convirtiendo en un punto de referencia para los municipios, para las prefecturas, para el Estado y para la realidad social del territorio. La Fundación cuenta con un equipo de 70 personas que también trabajan en Cochabamba, Santa Cruz y en las zonas fronterizas, tratando de incidir en las políticas públicas. En el municipio de Desaguadero, en la frontera entre Bolivia y Perú, la Fundación abrió la Casa Luz Verde para migrantes (especialmente venezolanos) en tránsito, pensando sobre todo en las chicas y madres con hijos.
El sacerdote tampoco se olvida de quienes han vivido la prisión, de los marginados, para ofrecer una oportunidad a quienes han decidido cambiar de vida. “En Casa Cantuta estamos acogiendo a personas que acaban de salir de prisión, mientras que en otro recinto, el Hogar Trampolín, se acoge a adolescentes menores de 18 años arrancados de la vida en la calle y que inhalan drogas, vuelo (pegamento) y clefa (pegamento blanco)”, dice don Roberto, quien concluye: “Como cristianos que decimos amar a Dios, debemos tener el coraje de hacernos cargo de estas personas. Nadie apuesta por ellos, pero debemos poder permanecer fieles al Evangelio para dar dignidad y subjetividad a estas víctimas”.