Desde Tailandia un feliz cumpleaños y un gracias a Infancia Misionera
- On 29 de noviembre de 2024
OMPRESS-TAILANDIA (29-11-24) Desde la diócesis de Chiang Mai, en Tailandia, han dado las gracias por las ayudas recibidas desde la Obra Pontificia de la Infancia Misionera. Como el dinero que ya han gastado corresponde al año pasado, el 2023, cuando esta Obra cumplió 180 años, han querido “cantarle” un cumpleaños feliz a la institución más longeva del mundo de ayuda internacional a los niños.
“Queremos expresar nuestra más profunda gratitud a todas las personas y niños de tantos países, que contribuyen con estos subsidios”, escriben desde Chiang Mai. “Es una oportunidad de dar gracias a Dios”, añaden, “por los 180 años de la fundación de la Obra de la Infancia Misionera. Que con todo ello se encienda en nosotros el celo misionero y se renueve nuestro compromiso de evangelizar a todos los pueblos y, en particular, de cultivar en los niños el espíritu de la cooperación misionera”. De hecho, en la Iglesia de Tailandia aprecian tanto a la Infancia Misionera –son muchísimos años recibiendo apoyo y viendo la generosidad de tantos niños del mundo– que el principal marco de formación y catequesis de las niñas y niños católicos es la misma Infancia Misionera. No es de extrañar que del 26 al 28 de enero de este 2024 representantes de todas las diócesis tailandesas se reunieran para festejar estos 180 años en Nakhon Pathom. Hubo obras de teatro, música y juegos, y también momentos de oración, una hermosa vigilia y una celebración eucarística, todo de cumpleaños.
La diócesis de Chiang Mai es la tercera en extensión de Tailandia, con cuatro provincias del norte del país con una población de más de tres millones de habitantes. Es una zona montañosa en la que viven diversas poblaciones tribales, como los Karen, Akha, Hmong… en total diez grupos distintos. Son personas sencillas pero ricas en cultura y valores humanos. El 92% de los católicos de Chiang Mai pertenecen a estas minorías que viven en las aldeas remotas de las montañas. Son pobres pero tienen una fe profunda y arraigada. En la actualidad hay 59.298 católicos y nada menos que 5.088 catecúmenos, lo que muestra el compromiso de los muchos catequistas de las casi 400 estaciones de misión y las treinta parroquias. Hay muy pocos sacerdotes y misioneros, pero la mayor parte de la labor de la Iglesia se centra en dos ejes, la formación cristiana y la educación en general. El futuro de estas comunidades se decide hoy, señalan desde esta diócesis tailandesa. Desgraciadamente la crisis que atraviesa el país vecino, Myanmar, ha hecho que se establezcan en la frontera campos de refugiados a los que no se puede dar la espalda. La diócesis de Chiang Mai, a pesar de su pobreza y falta de medios, ha atendido a más de 40.000 refugiados. Siempre hay necesidad de amparo, ropa y comida, sin mencionar las medicinas y no parece que la situación vaya a mejorar.
Por otro lado, fiel a sus dos ejes de actuación antes expuestos, esta Iglesia tailandesa ha seguido administrando y gestionando los 28 centros de acogida e internados, prácticamente todos atendidos por religiosas, en los que 1.313 niños y jóvenes tienen un hogar. Sin ellos ningún pequeño de las poblaciones tribales podría acceder a la educación que solo está accesible en las ciudades. Es a estos centros a los que lleva décadas ayudando la Obra Pontificia de la Infancia Misionera. En ellos se vive la espiritualidad de Infancia Misionera de una manera genuina. El lema “los niños ayudan a los niños” se convierte también, en el día a día, en “los amigos ayudan a los amigos”. Y el decálogo de esta Obra está siempre muy presente: los niños de Infancia Misionera… conocen a Jesús, aman a Jesús, no se avergüenzan de hablar de Jesús; miran a todas las personas con ojos de cariño; son generosos aunque les cueste…
Son los valores de la fe y el Evangelio, que han vivido tantos niños en el mundo desde aquellos primeros de París que se sumaron a esta Obra, en 1843, hasta los que hoy los cultivan en Bolivia, Malawi o Chiang Mai, sin olvidar a una niña llamada Teresa, que también quiso formar parte de Infancia Misionera y que se convertiría en la Patrona de las Misiones, Santa Teresa del Niño Jesús.