Cuatro mártires del Congo
- On 18 de diciembre de 2023
OMPRESS-ROMA (18-12-23) La semana pasada el Papa Francisco firmaba los decretos presentados por el Dicasterio de las Causas de los Santos. Entre los firmados está el relativo al martirio de tres misioneros javerianos y un sacerdote diocesano asesinados en la República Democrática del Congo el 28 de noviembre de 1964.
El Congo de 1964 era un foco de tensión política y social. Tras su independencia en 1960, el país se vio sumido en un caos de luchas de poder y rebeliones. En este contexto, los misioneros javerianos trabajaron incansablemente para llevar el mensaje de Cristo a las comunidades locales, a menudo en condiciones extremadamente peligrosas. Su compromiso con la misión y su amor por el pueblo congoleño fueron inquebrantables, incluso frente a una creciente hostilidad y violencia. Es en este contexto donde perdieron la vida los javerianos Luigi Carrara, Giovanni Didonè, Vittorio Faccin y el sacerdote diocesano Albert Joubert, asesinados en Baraka y en Fizi, al este del Congo, a orillas del Lago Tanganica.
Los javerianos han caracterizado las personalidades de los tres religiosos. Luigi Carrara, como corazón valiente, de 31 años, se caracterizaba por su valentía y su profunda fe. Como misionero en Baraka se dedicó a la educación y cuidado espiritual de la comunidad. Su muerte, junto con la de su hermano Vittorio Faccin, testimonia su firmeza en la fe y su negativa a abandonar su misión, incluso en los momentos más oscuros. A Giovanni Didonè, 34 años, lo califican como el sirviente incansable. Se destacó por su incansable servicio y su amor a los más necesitados. Trabajando en Fizi, se convirtió en un pilar de apoyo y guía espiritual para muchos. Su martirio, junto con el del sacerdote diocesano Albert Joubert, es un recordatorio de la brutalidad que enfrentaron y su compromiso inquebrantable con su vocación. Finalmente a Vittorio Faccin, 30 años, lo llaman el hermano compasivo. Era conocido por su compasión y dedicación a los enfermos y menos afortunados. Su trabajo en Baraka se vio trágicamente truncado cuando fue asesinado por rebeldes, acto que refleja la intensidad de la persecución que enfrentaron los misioneros. Albert Joubert, 56 años en el momento de su martirio, era un sacerdote congoleño que sufrió el hostigamiento de los grupos rebeldes que odiaban a los cristianos. Liberado en Fizi, fue recibido por el padre Didonè y compartieron el ministerio sacerdotal durante dos meses, hasta compartir también el martirio.