Concluye el Congreso Americano Misionero con un impulso decidido a la misión ad gentes

  • On 25 de noviembre de 2024

OMPRESS-PUERTO RICO (25-11-24) El Mensaje Final del Congreso Americano Misionero (CAM6) que se ha desarrollado esta semana pasada en Ponce, Puerto Rico, ha tenido la valentía de poner sobre la mesa la falta de respuesta de América a la misión ad gentes. Los más de 1.200 participantes del Congreso superaban al número de misioneros americanos ad gentes, como señaló un participante.

El Mensaje da gracias a Dios por la riqueza de estos días en torno a un lema que ha articulado el Congreso: “América, con la fuerza del Espíritu, testigos de Cristo”. También se ha dado las gracias por “la presencia de cientos de hermanos y hermanas de nuestro Continente americano que se han dado cita aquí y de decenas de hermanos internacionales que nos acompañan en esta celebración de animación, formación y espiritualidad misionera”. Una experiencia, el congreso, que “ha reunido a más de 1200 participantes de 42 países, para dejarnos impulsar con nuevo ardor a la misión ad-gentes de la Iglesia, caminando juntos a la escucha del Espíritu, para ser testigos de la fe en Jesucristo en la realidad de nuestros pueblos hasta los confines de la Tierra”.

El Congreso ha puesto de manifiesto la falta de respuesta a la misión ad gentes en las Iglesias de América: “Se ha ido confirmando en lo compartido en tantos grupos que la percepción del retardo de América en su respuesta ad-gentes, es una consecuencia de una causa mayor: la resistencia. Hemos enviado misioneros más allá de nuestras Iglesias locales y eso lo hemos constatado con la riqueza de los testimonios compartidos en la mañana y en los conversatorios de la tarde. Pero este envío no ha sido en la proporción en la que tal vez se esperaba nuestra respuesta americana. Y esta toma de conciencia nos invita a pedir perdón a nuestros hermanos más pobres que aún esperan el anuncio del mensaje liberador del Evangelio en los confines de la Tierra”.

Los encuentros y diversas dinámicas y actividades llevadas a cabo durante el congreso han puesto encima de la mesa las varias causas que están detrás de esta resistencia. El Mensaje las concreta en cuatro: “una introversión eclesial que hace mirar especialmente hacia lo interno de las respectivas realidades: grupos, movimientos, parroquias, diócesis”, la primera. La segunda causa es la invisibilidad de los misioneros y misioneras ad gentes que ya existen de cara a sus iglesias locales y parroquiales. También está, como tercera causa, “la falta de formación misionológica en nuestras Iglesias”, y, por último, la falta “de infraestructura económica y de recursos humanos que apoye a la dimensión misionera”.

Ante esto se quiere responder con cuatro ejes: el promover “la constante salida, como ha pedido Papa Francisco, más allá de nuestra propia pobreza”; conocer y mantener una estrecha relación con los misioneros; dar a conocer los centros formativos misionológicos, porque, en cada Iglesia local, se debe insistir en proveer una formación actualizada y permanente de la misión a todo el cuerpo eclesial; y, finalmente, la cooperación a la misión no puede reducirse a una sola jornada anual, debe nutrirse de distintas iniciativas para un apoyo concreto mayor. Esto último no puede hacerse realidad sin “una participación más activa laical y familiar en la organización misionera y, sobre todo, reconocer el espacio vital de los jóvenes en esta realidad”.

Todo ello basado en un verdadero encuentro con Jesús, conscientes de que “Cristo es el camino propuesto por el Padre para la plenitud de toda experiencia religiosa y espiritual, su anuncio no es ‘invasión’ ni colonialismo, sino luz y vida para las inquietudes más profundas”. La misión “nos hace, nos configura”, señala el Mensaje Final de este Congreso y, por lo mismo, “estamos llamados a una conversión integral misionera”, porque “la Iglesia existe porque existe la misión”. La misión “no es una opción entre otras, sino la opción primera y fontal”, por eso el Mensaje llama a hacer realidad la “misión ad gentes”: “¡América, con la fuerza del Espíritu, testigos de Cristo!”.

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