OMPRESS-MADRID (3-10-22) Durante este mes de octubre, la Iglesia celebra el mes de las Misiones, impulsado por las Obras Misionales Pontificias. Un mes que, tradicionalmente, se divide en cuatro semanas, de acuerdo a los cuatro cauces de colaboración con el esfuerzo misionero de la Iglesia: la oración, el sacrificio, la limosna y la vocación misionera. El Domingo Mundial de las Propagación de la Fe, el Domund, del próximo 23 de octubre lleva como lema propuesto por el Papa Francisco “Seréis mis testigos”.

La primera semana del octubre misionero, la de la oración, comienza precisamente con la celebración de Santa Teresa del Niño Jesús, la santa de Lisieux, cuya fiesta fue este pasado sábado 1 de octubre. En muchas diócesis se han celebrado vigilias de oración y encuentros en monasterios contemplativos. Es una llamada a cultivar la oración, que como dice el Papa Francisco, es “la primera obra misional”. La segunda semana, el sacrificio y el ofrecimiento, nos recuerda las privaciones y renuncias que tantas misioneras y misioneros en el mundo han asumido como parte de su entrega a Cristo y a su vocación, con la alegría de quien ha elegido la mejor parte. La tercera semana, la de la ofrenda y la limosna, concluye con la celebración del Domund, el 23 de octubre, en la que el amor y el respaldo a la labor misionera de la Iglesia se vuelve donativo concreto. Finalmente, en la cuarta semana, la de la vocación misionera, se recuerda a todos los fieles cristianos que la mies es muchas, y los trabajadores pocos.

En su mensaje para el Domund, el Papa Francisco comentaba el lema propuesto, “Seréis mis testigos”: “la Iglesia, comunidad de los discípulos de Cristo, no tiene otra misión si no la de evangelizar el mundo dando testimonio de Cristo. La identidad de la Iglesia es evangelizar”, por eso, “cada cristiano está llamado a ser misionero y testigo de Cristo”.

También recuerda el Papa, en su mensaje, los aniversarios misioneros de este año 2022, que en España las Obras Misionales Pontificias han unificado bajo el paraguas de “a hombros de gigantes”. Entre ellos está el de la creación de la Obra de la Propagación de la Fe, el Domund, hace 200 años por la joven francesa, Paulina Jaricot, beatificada este pasado 22 de mayo. O también la institución de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, en 1622, el actual Dicasterio para la Evangelización, a cuyo servicio están las Obras Misionales Pontificias, como el cauce privilegiado de animación y cooperación misionera de la Iglesia.