OMPRESS-TANZANIA (8-11-24) En Tanzania y en muchos otros países es una práctica tradicional que se rece el rosario por la misión y los misioneros el sábado previo a la celebración del Día del Domund. El pasado 19 de octubre más de 100.000 niños sumaron sus plegarias por todas las diócesis de Tanzania. Ese día en los estudios de Radio María Tanzania se oyeron sus voces rezando el Santo Rosario, animando a jóvenes, adultos y ancianos a sumarse a su oración, en torno al que ha sido el mensaje del Domund propuesto por el Papa Francisco: Id e invitad a todos al banquete. En honor a la Virgen María, Estrella de la Evangelización, los niños de Tanzania alzaron sus voces juntos a través de Radio María y otras radios de la Iglesia Católica uniéndose espiritualmente con todos los niños del mundo.

Cada año la Dirección Nacional de las Obras Misionales Pontificias de Tanzania designa a siete diócesis para participar de manera especial en la emisión del rosario que llega a todo el país a través de Radio María y de las más de diez emisoras diocesanas. En el rosario de este año participaron fueron Musoma (primer misterio), Mahenge (segundo misterio), arquidiócesis de Tabora (tercer misterio), diócesis de Lindi (cuarto misterio), Mafinga (quinto misterio), Moshi (la letanía) y la archidiócesis de Dar es Salaam, como anfitriona de la sede de Radio María. A la emisión del rosario, para rezarlo conjuntamente, se suman parroquias, comunidades y santuarios. Las Obras Misionales Pontificias de Tanzania han recogido cifras de los niños que se han sumado al rezo del rosario en el día y la hora programados, y este año han sido muchos más que en ediciones anteriores: hubo 4.000 en la archidiócesis de Arusha; en Bukoba 2.500; Bunda 500; Dar es Salaam 5.000, Dodoma 3.000 niños, Moshi 5.000 niños… así hasta cien mil.

Dos obispos se unieron al rosario, el cardenal Protase Rugambwa, arzobispo de Tabora y Mons. Jovitus Mwijage, obispo de Bukoba. El cardenal que impartió su bendición a todos los niños, animó a los niños en unas breves palabras a convertirse en verdaderos misioneros y a salir e invitar a todos dondequiera que estén a sumarse al banquete de Cristo.