Bukittinggi, Sumatra, la misión del javeriano Rafael Bardón

  • On 12 de junio de 2018

OMPRESS-MADRID (12-06-18) El misionero javeriano Rafael Bardón Sedano ha pasado por Madrid y OMPress ha podido dialogar con él sobre su misión en Bukittinggi, Indonesia. Madrileño de nacimiento, desde hace 10 años es misionero en la isla de Sumatra, y está destinado en la diócesis de Padang. Rafael realizó su noviciado en Italia y pasó seis años en Manila, Filipinas, donde terminó sus estudios antes de ordenarse sacerdote.

Así, recién ordenado, llegó a Indonesia. Su primer destino fue atender el seminario menor de la diócesis de Medan, también en Sumatra, pero más al norte que Padang. Allí se formaban 250 chicos, desde primero a cuarto de secundaria. Todos recibían una buena formación intelectual, humana y cristiana. El 10% pasaba al seminario mayor. En esta etapa, le ayudaron sus conocimientos de antes de ser religioso –licenciado en Economía y Matemáticas – lo que le permitió dar clases de Matemáticas y Física.

Su siguiente destino fue ser ayudante de párroco en Padang, en la Parroquia de San Francisco de Asís, además de ecónomo. Esto último le permitió ver la importancia de las ayudas que, todos los años y sin falta, hacen llegar las Obras Misionales Pontificas a todos los territorios de misión. Ayudas que son fruto de la generosidad de tantos fieles con la labor evangelizadora de la Iglesia. Además de la Parroquia “base”, había dos capillas más. Todo ello para cubrir una extensión de casi 100 kilómetros cuadrados, y atender a 890 familias católicas. Allí trabajó sobre todo con jóvenes, organizando encuentros y llevando adelante la catequesis

La actual misión de Rafael está en Bukittinggi, en las montañas, a 100 kilómetros de Padang. Allí lleva tres parroquias con una extensión de 150 kilómetros cuadrados. Los nombres de las comunidades que atiende suenan a remoto: Payakumbuh, Padang Panjang, Batusangkar (que en realidad no tiene iglesia y utiliza un aula compartida con otras confesiones cristianas), Panti… Los católicos indonesios son muy fervorosos, y la asistencia a misa es altísima, todo ello a pesar de la discriminación social que a veces sufren. . El gobierno es muy cuidadoso con la libertad religiosa y la respeta escrupulosamente. No ocurre lo mismo con la sociedad, que a veces pone trabas a construir una iglesia, a que un cristiano se haga una casa. A raíz de los últimos atentados que ha habido en Indonesia, la policía está presente en las puertas de las iglesias cada vez que hay misa.

Rafael destaca el contacto con las comunidades cristianas como una de las principales riquezas de su vida como misionero. Las visitan, tienen un encuentro con la palabra, una bendición de una casa, se tiene una oración, una misa… También da clases de religión en el colegio diocesano, un colegio abierto a todos, en el que, por ejemplo, de los 130 chicos que entraron a primer curso este año, sólo 12 eran católicos, 8 cristianos protestantes y el resto musulmanes. Es una oportunidad para que ellos, los musulmanes, tengan una visión más amplia de la Iglesia, alejada de prejuicios.

 

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