Bodas de oro sacerdotales de un misionero que trabajó con León XIV

  • On 5 de diciembre de 2025

OMPRESS-SEVILLA (5-12-25) Este domingo 7 de diciembre el padre Eduardo Martín Clemens celebrará 50 años de sacerdocio. Sacerdote diocesano de Sevilla, pasó muchos años en misión en Perú. Hoy es párroco de la hermosa Iglesia de Santa Cruz, en el barrio sevillano del mismo nombre, y Delegado de Misiones y director diocesano de las Obras Misionales Pontificias en Sevilla. Ordenado sacerdote en 1975, ejerció su ministerio sacerdotal en Zahara de la Sierra y El Gastor. Después sería vicerrector del Seminario y delegado de la Pastoral Juvenil. En 1992 partió como misionero a Perú. Al regresar a España fue nombrado consiliario de los Cursillos de Cristiandad y se le confió la animación misionera de la archidiócesis. En 2013, fue nombrado Canónigo de la Santa, Metropolitana y Patriarcal Iglesia Catedral de Santa María de la Sede y de la Asunción de Sevilla.

Fue durante sus años como misionero en Perú, cuando conoció y trabajó junto al Papa León XIV. Una de las tareas centrales del ministerio del padre Eduardo fue la de rector del Seminario Mayor de San Marcelo en la ciudad peruana de Trujillo. Allí trabajó durante ocho años con el entonces sacerdote agustino Robert Prevost. El misionero sevillano lo nombró jefe de estudios del seminario porque sabía muy bien lo formado que estaba y el ejemplo que como sacerdote podía ejercer para los seminaristas. Como recuerda el padre Eduardo, en el seminario había casi cien seminaristas internos provenientes de varias diócesis peruanas, a los que se sumaban los externos, en su mayoría religiosos, que vivían en las casas de sus órdenes y congregaciones, como los franciscanos, los agustinos y otras congregaciones religiosas, lo que elevaba el número a doscientos seminaristas. Como jefe de estudios, en el seminario y formador de los padres agustinos, pude aprender de él mucho y sobre todo el respeto y los puentes que tendía ante las dificultades. No era un hombre de consenso en el sentido político, sino de comunión y sentía la misión como cosa propia y suya. Se entregaba de tal manera con la misión que uno no sabía si era peruano o un misionero que había venido de fuera.

Desde las Obras Misionales Pontificias de España han manifestado su cercanía, cariño y agradecimiento por los cincuenta años de dedicación al Señor y a la misión de Don Eduardo Martín Clemens, sacerdote y misionero.

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