Bautismos y alegría en la diócesis vietnamita de Hung Hoa

OMPRESS-VIETNAM (5-11-25) Con muchas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada y comunidades fervientes, la Iglesia en Vietnam sigue llevando el amor de Cristo al corazón de muchos vietnamitas. El pasado domingo, 2 de noviembre, se bautizaban 129 adultos en dos parroquias de Vietnam.

Como informan desde la Conferencia Episcopal Vietnamita, en la Parroquia de Dien Bien, una localidad de la diócesis vietnamita de Hung Hoa, 40 catecúmenos se unieron a la comunidad cristiana en una misa presidida por el obispo de la diócesis, Mons. Dominic Hoang Minh Tien, que les recordó que son “nuevas semillas” sembradas en tierra misionera, renacidas en Cristo y que han recibido el Espíritu Santo, lo que les hará convertirse en valientes testigos del Evangelio. Los cuarenta nuevos “misioneros” iban vestidos con túnicas blancas y llevaban velas encendidas, simbolizando la nueva vida y la luz de Cristo. Tras la homilía, el obispo presidió el Rito de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana. El obispo celebró el sacramento del Bautismo vertiendo agua sobre la cabeza de cada catecúmeno, seguido del sacramento de la Confirmación ungiendo sus frentes con el Santo Óleo, simbolizando así la invocación del Espíritu Santo. El día anterior, Solemnidad de Todos los Santos, en la Parroquia de Chieng Ve, fueron 89 los adultos que recibieron los Sacramentos de Iniciación a 89 catecúmenos, de ellos 84 de la etnia hmong. Asistieron a la misa numerosas religiosas de diversas congregaciones y fieles, tanto de la parroquia como de otras localidades, entre ellos miembros de la etnia tailandesa, aún no católicos, que compartieron la alegría en este día tan importante para la parroquia.

Ese mismo día de Todos los Santos, en la Iglesia parroquial de Son Tay, también en la diócesis de Hung Hoa, se recibió en la plena comunión de la Iglesia a seis miembros de una denominación evangélica. Los seis miembros de una misma familia recibieron el sacramento de la Confirmación y fueron acogidos con cariño por la comunidad parroquial. El padre de familia, predicador evangélico, dio las gracias a la comunidad por esta acogida y manifestó cómo llegó a una “profunda convicción y comprendí que solo existe una Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica, fundada por Jesús. Por lo tanto, mi familia y yo decidimos unirnos a la Iglesia Católica. Durante el tiempo que estudiamos catecismo, el párroco nos instruyó sobre las verdades de la fe en la Iglesia, y asistimos regularmente a misa con la comunidad. Nuestra familia experimentó paz, alegría y calidez en la comunidad”.