Antonio Evans, 41 años siendo el alma de la misión en Córdoba
- On 21 de octubre de 2024
OMPRESS-CÓRDOBA (21-10-24) Son los años que lleva como director diocesano de las Obras Misionales Pontificias y delegado de misiones de la diócesis de Córdoba este sacerdote cordobés, que ha hecho de la misión y los misioneros uno de sus amores. Un amor que transmite a cualquiera que se cruza con él. Y han sido muchos los que al encontrarse con don Antonio se han sumado a la labor de animación misionera en la diócesis andaluza. Jóvenes y mayores, matrimonios, religiosas, compañeros sacerdotes, a todos los ha sabido atraer con su ejemplo a apoyar el anuncio y la evangelización.
El padre Antonio Evans Martos nació en 1949 en Hornachuelos, y fue allí también donde comenzó su vocación sacerdotal, al entrar en el Seminario de los Ángeles, seminario de la diócesis cordobesa antes de ser trasladados los seminaristas al actual de San Pelagio. Se ordenó sacerdote el 7 de octubre de 1973, hace 51 años. Siempre dispuesto a lo que se le pida, además de responsable de la animación misionera en toda la diócesis, es párroco y canónigo de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción. Ayer presidió la Misa del Domund precisamente en la catedral. En la misa transmitida por TRECE TV, habló sobre la Jornada de las Misiones, el Domund, sobre los misioneros y sobre la misión diocesana de Picota que llevan adelante misioneros diocesanos cordobeses.
Al finalizar la misa, el padre Antonio Evans recibió un homenaje y la medalla de la Honorable y Real Orden de Caballeros de San Cristóbal. No ha sido el único reconocimiento que ha recibido el que es el más veterano de los delegados de misiones de toda España. El pasado 9 de octubre recibía otro homenaje por parte de los delegados de misiones de Andalucía, que con el regalo de un cuadro reconocieron su labor y ejemplo de apoyo a la misión. También en el día del pregón del Domund, que este año corrió a cargo el obispo misionero de Bangassou, el también cordobés Juan José Aguirre, el padre Antonio Evans recibió el galardón de Obras Misionales Pontificias, la cruz y el cangrejo de San Francisco Javier, por su capacidad para implicar a cientos de personas en el sostenimiento de la misión ad gentes en todos estos años.