Amenazas a los derechos humanos y esperanza a 10 años de la REPAM
- On 15 de noviembre de 2024
OMPRESS-PERÚ (15-11-24) La pasada semana tenía lugar el encuentro de tres días del Comité Ampliado de la Red Eclesial Panamazónica, REPAM, que concluyó con una misa de acción de gracias por los 10 años de su creación, presidida por el obispo del Vicariato Apostólico de Puyo y presidente de esta Red, Mons. Rafael Cob.
El encuentro abordó, con una exposición de los representantes de las REPAM de Bolivia, Brasil, Colombia, Perú y Venezuela sobre los casos de vulneración de derechos, tanto de los pueblos como del territorio. El escenario se ha hecho mucho más complicado; al gran impacto por delitos como el narcotráfico, la extracción de hidrocarburos y el extractivismo desmedido, se suman las problemáticas generadas por la explotación de oro.
El diálogo ha ratificado que, hoy en día, en torno a la comercialización de oro (legal o ilegal) se genera una vulneración desmedida de derechos. En la cuenca del río Beni, Bolivia la contaminación generada por las mineras afecta de forma directa al pueblo Esseja; no se debe dejar de lado que Bolivia es uno de los centros de distribución de materiales pesados utilizados en la minería. Para el caso de Ecuador se ha señalado que, el auge minero genera no solo escenarios de deterioro territorial, sino una persecución de defensores de la Amazonía; un panorama muy similar a lo que curre en el territorio panamazónico de Venezuela, en donde, según el informe GAO de SOS Orinoco, entre el 70 y el 90 por ciento del oro sale del país de manera ilegal.
El comité ampliado de la REPAM viene motivando a la reflexión y a la búsqueda de acciones de incidencia, que permitan fortalecer y dar seguimiento a procesos como el reconocimiento del río Marañón como sujetos de derechos en la Amazonía peruana; dicho acompañamiento debe tener en cuenta un escenario de expansión minera generalizado en la selva y el cambio de actividad económica ilegal de los grupos armados, que han visto a la minería como un negocio mucho más rentable.
Se han resaltado las cifras dadas por el Instituto del Hombre y Medio Ambiente (Imazon), las cuales indican que de enero a septiembre del 2024 se degradaron exactamente de 26.246 kilómetros cuadrados de bosque, el mayor número de los últimos 15 años. Septiembre de 2024 es el mes en donde se degradaron el mayor número de hectáreas; la época de sequía y menos lluvias son aprovechadas por quienes depredan el territorio amazónico.
También, se han tratado la situación de la violencia contra las mujeres dentro de la Amazonía, la fuerte influencia de las economías extranjeras dentro del territorio panamazónico y la necesidad de promover los derechos ambientales que tiene el territorio en sí mismo. Es válido defender la idea de que ‘’la crisis climática es una crisis existencial’’. En la apertura del comité ampliado de la REPAM se ha manifestado que defender el medio ambiente por sí mismo es insuficiente si no se comprende que está en juego la vida humana; el trabajo por la sostenibilidad ambiental debe ir de la mano con la protección de las comunidades y su dignidad, reconociendo que el bienestar del planeta y de las personas está interconectado.
Durante los tres días del comité los delegados de cada una de las REPAM nacionales, de los núcleos temáticos y autoridades eclesiales evaluarán el trabajo y proyectarán las acciones a ejecutar de acuerdo a las urgencias que ha establecido la red en sus 10 años de existencia. La defensa de los derechos humanos, la incidencia política, la justicia socioambiental y el buen vivir marcan, de nuevo, el desarrollo de este comité ampliado 2024.
Mons. Rafael Cob, en la misa de clausura, hizo un llamamiento a construir una sociedad más unida y justa, enfrentando retos como la deforestación, la contaminación y el extractivismo: “No solamente agradecer, tenemos igualmente que pedir, porque carecemos de muchas cosas que necesitamos para crear fraternidad, solidaridad, para pedir paz y justicia, para saber defender los derechos humanos de nuestros pueblos amazónicos, para escuchar el grito de la tierra herida por la deforestación, por la contaminación, por extractivismo petrolero, minero, maderero”.
Añadió que “también queremos pedir perdón, porque somos frágiles y débiles, porque no hicimos lo que debiéramos haber hecho y ya nos faltó valentía para levantar la voz profética, para denunciar el mal, para anunciar el bien”, por eso, “hemos de trabajar unidos, como hermanos, para saber defender y custodiar el gran regalo de la Amazonía, vida para el mundo, y sanar las heridas de este mundo”.