Acudir a la fuente de la esperanza, Cristo

  • On 12 de diciembre de 2024

OMPRESS-MADRID (12-12-24) Ayer por la tarde tenía lugar en la Cátedra de Misionología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, la mesa redonda “La esperanza en la misión”, con la presencia de tres misioneros que ilustraron como se vive esta virtud, central en el próximo jubileo, en su vida misionera.

La hermana Ximena Cabezas, Misionera de Cristo Jesús, fue la primera en empezar con el tema de la “Esperanza en la formación de los misioneros”. Esta religiosa chilena con 25 años de misión en tres países de África, Congo, Camerún y Chad. Desarrolló su breve intervención según tres rasgos que son fundamentales a la hora de formarse en la misión. A quienes se forman para la misión “hay que ayudarles a iluminar su fe desde lo que es más fundamental en nuestras vidas, que es volver a nuestra fuente de vida, que es Jesús”, que no es otra cosa que enamorarse de Jesús. Es la primera clave para que los jóvenes misioneros vivan su vida desde el compromiso. El segundo rasgo es el apasionamiento, en primer lugar, por uno mismo, decía la hermana Ximena: “Soy una criatura digna de ser amada y Jesús me ama desde mi condición vulnerable y frágil”. La tercera clave, que ha de imbuir la formación de los misioneros es el “vivir para los demás”, también y sobre todo, “en las cosas sencillas de la vida”.

El padre Rodrigo Carrizo Moya, de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, intervino con “La oración como fuente de esperanza”. Habló de su misma experiencia, y de la necesidad de partir de las cosas buenas, sabiendo “la cantidad de vida y de signos de vida que hay en tu comunidad, en la Iglesia”. Porque “qué diferente es orar a no orar”. Acudir a la fuente de Cristo que ha vencido el pecado y que tiene más fuerza que el mal”. Es verdad que el “mal hace más ruido” y “la mala noticia hace más ruido”, pero los “buenos somos más, hay más amor que odio”, señalaba el padre Rodrigo. La hermana Pilar Cacho, Misionera Hija del Calvario, misionera en Zimbabue, abordó el tema de “La esperanza en el cuidado de las personas mayores”. Explicó cómo los ancianos en los países pobres “no existen aunque sigan vivos. Son auténticos supervivientes de la sociedad”. Recordó el llamamiento del Papa Francisco en la misma bula del jubileo a dar esperanza a los enfermos. Su experiencia, señaló la hermana Pilar, es que “cualquier cosa que les haces con cariño ellos responden con alegría, sintiéndote amada”.

El testimonio de los tres misioneros reflejó lo recogido en la bula sobre la esperanza “que a través de nosotros sea contagiosa para cuantos la desean. Que nuestra vida pueda decirles: «Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor» (Sal 27,14)”.

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