40 aniversario del martirio de Vicente Hondarza, misionero de los pobres

40 aniversario del martirio de Vicente Hondarza, misionero de los pobres

  • On 21 de junio de 2023

OMPRESS-CIUDAD REAL (21-06-23) La diócesis de Ciudad Real ha querido recordar estos días a uno de sus misioneros, Vicente Hondarza Gómez, sacerdote, miembro del Instituto Español de Misiones Extranjeras y, tras años de dedicación a los más desfavorecidos, mártir el 13 de junio de 1983 en Lampián, Perú.

Vicente había nacido en 1935, en Fernancaballero, provincia de Ciudad Real. Al terminar sus estudios de primaria, Vicente aprende el oficio de carpintero-ebanista, allí mismo en su pueblo y a los 19 años decide entrar en el seminario. En 1962, dadas sus inquietudes misioneras, pasa al seminario del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), donde cursa los estudios de Teología. En 1967 es ordenado sacerdote y parte como misionero a Colombia, y allí permanece hasta 1973. Dedica su vida a los campesinos de la selva, siempre en equipo con otros sacerdotes del IEME. . Funda allá en Colombia, en uno de los poblados campesinos, un colegio cooperativo agrario, que hoy lleva su nombre, “Colegio Cooperativo Vicente Hondarza Gómez”. Por su generosidad, por su desprendimiento, por su preocupación por los más pobres y también por su carácter risueño y por sus numerosos y alegres chistes pronto se ganó la simpatía de muchos… En cualquier reunión, local diocesana o nacional, siempre era Vicente quien hacía reír con sus chistes y buen humor, a la vez que hacía profundizar con su agudeza e interrogantes, especialmente al analizar la realidad, cuentan quienes le conocieron.

A partir de 1973 estaría en Perú. En la parroquia de Chancay tuvo un amplio campo de acción, que se extendía, más allá de la ciudad, a parte del valle y de la sierra el río Chancay y a varios pueblos jóvenes, en los que la mayoría de la población eran pobres y marginados. En 1975 se convirtió en profesor de religión y, desde entonces, hasta primeros de junio de 1983, que tuvo que pedir licencia por dedicarse de una manera exclusiva a la atención pastoral de las comunidades campesinas de la sierra, fue profesor de todos los colegios estatales de secundaria de Chancay y de los cinco colegios estatales del área rural del distrito de Chancay. Como profesor se identificó desde el principio con los numerosos y crudos problemas del magisterio y del profesorado.

Su hermano, Emiliano Hondarza, también sacerdote y misionero del IEME, traza una imagen de lo que fue Vicente en aquellos años: “Fidelidad a las normas y directrices de la Iglesia latinoamericana dadas en Medellín y Puebla. Y fidelidad al pueblo al que se entregó hasta dar su vida por él. Fiel a estas constantes, Vicente –como párroco de Chancay– siempre tuvo la preocupación, conservando y perfeccionando lo que había en su parroquia (culto, hermandades o asociaciones, movimientos pastorales, etc.), de ir creando comunidades cristianas de base y organismos parroquiales para atender a los más pobres en muchas necesidades humanas, de asistencia y de asesoría en la defensa de sus derechos más elementales, que nadie toma en cuenta. Y así nació su última obra parroquial juntamente con el P. Eugenio Bourdón: el Comité Parroquial de Solidaridad y Derechos Humanos de San Martí de Porres, que cuenta ya casi con tres años de existencia.

Finalmente, desde abril de 1983, es decir dos meses antes de su muerte, de acuerdo con el Sr. Obispo de la diócesis, Monseñor Lorenzo León Alvarado, y de acuerdo con los sacerdotes de la parroquia, religiosas y demás agentes pastorales, Vicente había sido designado para crear en Acos un Complejo Pastoral Parroquial, para, desde allí, en equipo con las religiosas de Pacaraos y con la parroquia de Chancay, de la que seguía siendo párroco, atender mejor y más periódicamente a las comunidades campesinas de la sierra en los servicios religiosos; todo ello sin dejar de apoyar a los profesores de religión de esa zona de la sierra, ya que Vicente había sido nombrado por el Sr. Obispo como supervisor de educación religiosa en toda esa zona”. Su muerte retrasaría este proyecto, que finalmente se inauguraría en 1991.

Su mismo hermano relató su muerte: “Como otra veces, el día 13 de junio de 1983 subió camino de Lampián para celebrar una festividad y tener reuniones con los campesinos. Esa fue su última subida. Vicente fue torturado y asesinado entrada la noche, a las afueras del pueblo, sin derecho a defenderse y unas horas después de haber celebrado la Cena del Señor, en una fiesta patronal: San Antonio de Padua, en Lampián. Después de la celebración de la Eucaristía, se retiró a orar y descansar lejos del bullicio y ruidos de la fiesta, en una humilde habitación, sin ninguna seguridad, con un catre y poco más, al estilo de las viviendas de la serranía, sin la menor sospecha que allí le estaban esperando sus torturadores y asesinos. Al anochecer del día 14 sería trasladado a la morgue de Chancay, donde se presume fue ‘rematado’ ocasionándole una abertura en la cabeza de unos 15 centímetros aproximadamente. Vicente no solo ofreció, como sacerdote, el Cuerpo y la Sangre del Señor, sino horas después ofrecía por su pueblo, su propio cuerpo y su propia sangre”.

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