4.000 catecúmenos en una sola parroquia en Chad: un misionero explica por qué
- On 21 de marzo de 2025
OMPRESS-CHAD (21-03-25) Antonio Serrano es misionero javeriano. Lleva muchos años en Chad, concretamente en la diócesis de Pala, un territorio de misión con solo 70 años de presencia de la Iglesia. Allí es testigo de cómo la fe que anuncian los misioneros poco a poco va encarnándose en la primera generación de cristianos sencillos. Cristianos que muestran que existe otra forma diferente de vivir por encima del miedo a los espíritus, la poligamia y el analfabetismo. En su parroquia 4.000 adultos se preparan para recibir el bautismo.
P: ¿Cómo es la diócesis de Pala?
Fue fundada hace 60 años. Los primeros misioneros en esta zona del país llegaron hace 73 años. Ahora cada vez más con clero nativo (unos 20 de 55), pero aún sobre todo con misioneros. Dentro de poco, además, la diócesis se va a dividir, porque es demasiado grande. Chad tiene grandes desafíos. Es el antepenúltimo país en el Índice de Desarrollo Humano, y hay muchas carencias. Uno de los grandes retos sin duda es el de la evangelización: el catecumenado se nos está llenando. Llegan muchísimas personas a pedir el bautismo. Pero aparte de esa actividad de sacramentos, catequesis y de anuncio del Evangelio, están también las escuelas, la sanidad, los proyectos agrícolas…
El 58% de la población de Chad es menor de edad –es aproximado, porque no se apunta la fecha nacimiento, eso les da igual–. Es una diócesis muy joven todavía, muy vital, con una influencia fuerte del Islam alrededor, y sobre todo de la religión tradicional donde estamos nosotros. Y también con el desafío de la violencia y la inestabilidad del país.
P: Tú eres misionero allí desde hace 28 años –con un periodo de 10 años en medio en España haciendo animación misionera–. ¿Qué te impresionó cuando llegaste?
El primer golpe es comprobar que lo que vemos en los documentales de la televisión, de chozas y demás, es lo general allí todavía. Estuve hace poco en el Museo del Louvre viendo cómo era la vida en Egipto, y había una reconstrucción de una casa en Egipto en aquel tiempo. Pues 3.000 años después, Chad está en la misma condición.
Como positivo, destaco la hospitalidad. Ellos dicen: el que viene, el forastero, tiene que estar bien recibido. Y eso lo inculcan a los niños. Yo siempre he sido bien recibido y todavía más si eres un enviado de Dios, como ellos dicen. Dios está muy presente en la sociedad, en palabras y gestos, y también en la vida cotidiana. Y eso gusta.
Me impresionó también la situación de la mujer. Está muy marginada. Poco a poco, a fuerza de educación, se van reconociendo sus derechos, y va ganando un poco de peso social, pero sigue siendo la que más trabaja y la más marginada.
P: Dices que Dios está muy presente. Pero, ¿a qué Dios nos referimos? Porque solo sois un 10% de católicos… ¿Qué aporta el Dios Padre de Jesucristo a esta percepción general de Dios?
Nosotros anunciamos a un Dios cercano. En su religión tradicional Dios existe, es uno solo, pero está tan lejos que, ¿para qué rezar? No hay oración, hay sacrificios a los espíritus que están a nuestro lado y son caprichosos, hacen el bien o el mal porque les da la gana. Con los sacrificios creen que les aplacan para que sean benéficos. En el fondo está el miedo a que los espíritus me hagan daño. Lo que aportamos nosotros es un Dios que es amor, que se hizo uno de nosotros, que esta tierra es sagrada también, y que además escuchando el Evangelio y viviéndolo, el mundo se vuelve mejor.
Y esa fraternidad universal es una muy buena noticia también para ellos. Insisto en ese enorme grupo de catecúmenos que están llegando, que piden el bautismo en la parroquia. Yo estoy en dos parroquias, en una de ellas (con 48 poblados) tenemos 4.000 personas que se preparan para el bautismo –hay otros 4.000 ya bautizados–, y en la otra (con 24 poblados) se están preparando otras 1.500, que se unirán a los otros 3.000 ya bautizados. Estamos hablando de solo un 10%, pero que está creciendo de una forma…
Y cuando les preguntamos: ¿por qué buscáis el bautismo? Dicen que es porque ven otra sociedad cuando se hacen cristianos, o que viendo el ejemplo de los ya cristianos, se dan cuenta que hay otro respeto, otra sociedad… Y sobre todo las mujeres. ¡Qué cantidad de chicas están viniendo! Cientos de centenares de chicas piden el bautismo.
P: ¿Cuáles son los valores del Evangelio que más cuesta inculcar en este tipo de sociedades que, como dices, llevan años guiándose por el miedo?
Uno es el de la no violencia y el perdón. En su mundo, vengarse es ser de verdad un valiente, un hombre. No se pueden dejar las ofensas sin hacer nada. Entonces eso de perdonar… Además, son de reacción muy rápida, y suele ser violenta. Después llegan a razonar y a dialogar, pero el primer golpe suele ser el peor.
Otra dificultad es el estilo de familia. La poligamia está muy presente, con lo que ello conlleva en el respeto a los derechos de la mujer. A mí me dicen: “tú hablas bien de las mujeres porque no estás casado, cásate y ya verás que cambias el discurso”. Ese es el atajo que se buscan. A veces es por circunstancias sociales, una mujer sola allí no puede vivir. Y cuando queda viuda tiene que ir en herencia a casa del hermano o del primo del difunto, porque es parte de las propiedades que se reparten. Entonces, la herencia es una de las bases de la poligamia.
P: Vosotros estáis cerca de Camerún y Boko Haram, y habéis sufrido violencia. ¿Cuál es la situación actual?
Hubo una época en que tuvimos que estar protegidos, tanto los cristianos como los musulmanes moderados estábamos amenazados. Los viernes a la entrada de las mezquitas había policías que tenían que custodiar quiénes entraban o no, y los domingos, en las capillas protestantes y nuestras iglesias. También había presencia policial para cerrar toda la calle y no dejar pasar vehículos. Todo eso se calmó. Boko Haram no atenta ahora, pero oficialmente se anuncian ataques a cuarteles militares: recientemente, unos 40 militares que murieron supuestamente por Boko Haram, que sí parece muy activo en el lago Chad, en la parte oeste del país.
Esa presencia larvada sigue, y más que eso, es importante la inestabilidad política. Parece que ya las fuerzas francesas se retiraron, pero son países que no pueden vivir sin una potencia extranjera que los apoye. Porque sin Francia, ¿quién vendrá? Pasaremos de “Guatemala a Guatepeor”. Está China con sus intereses comerciales, Estados Unidos, Rusia, Arabia, Pakistán con la islamización; Sudán, con sus conflictos, también está financiando rebeliones… Chad está rodeado de inestabilidad: con Libia en el norte, y el inestable Sudán, que está sufriendo la mayor tragedia humanitaria por la guerra, y no se oye en los medios. De Sudán hablan de 13 millones de desplazados a causa de la guerra y Chad ha recibido 600.000 refugiados sudaneses. ¡Imagínate el desastre! Está también Centroáfrica, otro país inestable; Níger con su Golpe de Estado reciente con expulsión de los franceses. Bueno, estamos así. O sea, tarde o temprano en Chad la violencia aumentará.
P: Viendo esta situación, puede dar sensación de desesperanza, pero como tú has comentado, el motor de cambio que más está utilizando la Iglesia, aparte de lógicamente la evangelización, todo el tema del catecumenado, también es la educación.
Lo primero que hicieron los misioneros cuando llegaron a la zona donde yo estoy fue hacer escuelas para niñas, porque en aquel tiempo ninguna niña iba a la escuela. Esas escuelas siguen, la Iglesia ha invertido muchos esfuerzos y mucho personal en ello. Ahora prácticamente todas las niñas van a la escuela, al menos la Primaria.
Un ejemplo claro: en julio en la Selectividad, en el instituto público de donde yo estoy nadie aprobó. Mientras que a 40 kilómetros, en un instituto de la Iglesia dirigido por las misioneras, aprobaron el 95%. Incluso las autoridades nos han pedido que construyamos escuelas, porque es que se dan cuenta de que sus hijos no aprenden. Ahora hay escuelas públicas en casi todas partes, pero las infraestructuras son muy malas, no hay bibliotecas, los maestros están mal formados y la ratio por aula son normalmente entre 80 y 100.
P: Me impresiona cuando dices que la diócesis solo tiene 60 años. Echando la vista atrás, ¿qué valoración haces de la evangelización allí?
Primero, voy a mostrar lo negativo, hay dos ámbitos en los que hemos fracasado: el matrimonio y la muerte. La muerte en la cultura de allí es un momento de encuentro social al que todo el mundo va. Incluso si hay algún pariente que no va, puede ser acusado de esa muerte. Es una necesidad social estar ahí presentes, y se pasa la noche en vela. El origen es un gran valor: acompañar a la familia en el dolor. Pero claro, para pasar la noche en vela, cantan, bailan, beben alcohol, se emborrachan… Y es un desastre.
El otro campo en el que hemos fracasado es el matrimonio. Claro, la situación de la mujer no es muy entendida, los hombres deciden y dicen que “tienen que probar a sus mujeres”, aun después de 10 años juntos y cinco hijos en común. Huyen del sacramento del matrimonio porque se sienten como atados y porque es renunciar a la poligamia, que también es la gran tentación incluso de los cristianos.
P: ¿Y lo positivo?
Yo voy a casos concretos, a cristianos concretos. Hubo un señor, que fue además mi “padre” de ordenación –cuando me ordené allí mis padres habían muerto, y en la ceremonia se prevé la presencia de un padre y una madre, y yo recurrí a él y a su mujer–. Ese señor se hizo cristiano, era soltero y su hermano murió. Y según la tradición, la mujer de su hermano pasaba a ser suya, y él la aceptó. Pero para ser un hombre de verdad, tendría que haberse vuelto a casar, pagar una dote por una chica que fuera a su casa… Pero él no quiso, dijo que Dios le había dado ya una mujer y para qué había que buscar más. Con los años no tuvieron hijos, lo que es un horror en esa sociedad, es ser un inútil social. Y todos se reían de él: “Estás mal de la cabeza, no eres nadie: tu mujer es la de tu hermano, te vas a morir sin hijos”. A lo que él respondía: “Yo he recibido el Evangelio, a mí me han dicho que un hombre con una mujer basta, estoy bien con ella, Dios me la ha dado”. Y este señor murió sin hijos.
Lo curioso es que cuando preguntamos a muchos de los que piden el bautismo por qué lo hacen, nos dicen que es por este señor. El padre de la parroquia no es el cura, es él: alguien que dio testimonio de una sociedad distinta.
P: Impresionante. ¿Algún ejemplo más?
Sí, tenemos también al albañil formado por la Iglesia. Con los años ha construido un montón de cosas con una profesionalidad impresionante. A él podemos confiarle el dinero, ya que hace cuentas y nos devuelve todo lo que sobra, no se lo queda. Dice que su vocación como cristiano es construir, sabe que está ayudando a la Iglesia construyendo. Impresiona saber que es honrado y que lo hace por su fe.
También de los sacerdotes diocesanos nativos que están llegando, algunos te explican que heredaron la fe de su madre, que es a lo mejor una tercera mujer. A primera vista nosotros pensábamos que habíamos “perdido” a su madre cuando, tras bautizarse, lo dejó todo para casarse. Pues no, esa mujer siguió transmitiendo la fe a pesar de no poder participar en la comunión y los sacramentos. Encontrarse con estos ejemplos concretos alegra, ¿no?
P: ¿Cómo se percibe a la Iglesia en Chad por parte de los no cristianos?
El hombre de Dios es muy bien recibido también por los musulmanes. Yo me desplazo en bicicleta porque no hay carreteras, y a veces me llueve. Si estoy pasando cerca de una casa de musulmanes, ellos me invitan a refugiarme. Yo les digo que soy cristiano, ellos me responden “nos da igual, te estás mojando y eres el hombre de Dios”. Durante siete años he sido capellán de la cárcel, y nunca me cachearon para entrar. “Tú eres un hombre de Dios, yo no te puedo tocar”, me decían los militares. Todo eso es por el prestigio que la Iglesia ha ganado.
La Iglesia es reconocida por el bien que hace. De hecho un Primer Ministro musulmán vino cuando dejó de serlo y nos dio las gracias “por todo el bien que está haciendo la Iglesia a este país”. Y eso es un placer. Los desafíos son muchos, pero ese testimonio será más visible y será luz también para otros.
P: ¿Cómo podemos ser misioneros desde España?
Rezando por nosotros. ¡De cuántas situaciones yo he salido con bien, y me he dicho a mí mismo que alguien había rezado por mí! También está el tema de los Enfermos Misioneros, que pueden también rezar y compartir su situación por la misión. Os animo también a colaborar en las campañas misioneras del Domund, Infancia Misionera, Vocaciones nativas. Ese dinero llega, yo soy testigo: la diócesis de Pala vive por la ayuda del Domund y de Infancia Misionera.
También hemos de ser sobrios en nuestro estilo de vida, solidarios, sabiendo compartir. Lo que nos caracteriza a los cristianos es que compartimos. Y en ese compartir, os animo también a informaros, a ir más allá de lo que los medios de comunicación nos cuentan, porque a veces están dominados por el dinero y el poder. Y a los más pequeños, les diría que aprovechen la escuela, allí hay niños que caminan nueve kilómetros para ir a la escuela andando y otros tantos de vuelta. Aprovechad lo que tenéis, cuanto más sepáis, más podéis ayudar.