OMPRESS-COLOMBIA (9-09-24) Hoy festividad de San Pedro Claver es también el aniversario de su fallecimiento ocurrido el 9 de septiembre de 1654, hace 370 años. San Pedro Claver (1580-1654), misionero jesuita, nacido en la localidad leridana de Verdú, trabajó durante más de 40 años al servicio de los esclavos africanos que llegaban a Cartagena de Indias, en la actual Colombia. Allí reposan los restos de este santo misionero que fue literalmente el esclavo de los esclavos, a los que esperaba en el puerto, intentando suavizar sus penalidades y enfrentándose a quienes los trataban como mercancía. Se desvivía por ellos y denunciaba y trabajaba día y noche para aliviar sus sufrimientos. Es el patrono del apostolado entre las personas de color.

Un 9 de septiembre, en este caso de 1831, hace casi 200 años, se creaba el Vicariato Apostólico de Corea, la primera circunscripción eclesiástica de este país. Su primer obispo fue el misionero francés Barthélemy Bruguière. Las duras persecuciones que se sucedieron a finales del XVIII e inicios del XIX no pudieron acabar con la Iglesia coreana, nacida gracias a la fe de unos laicos que visitaron China, y de allí trajeron el mensaje de Cristo. Los misioneros llegaron después y se sumaron al impulso de amor a Dios que vivía en el corazón de muchos coreanos. Aquella circunscripción se ha convertido hoy, en Corea del Sur, en 16 diócesis con 5.970.675 fieles (según datos de 2023), un 11,3% de la población del país. Cuenta con 5.679 sacerdotes, 1.568 religiosos en 48 órdenes y congregaciones religiosas, y 9.905 religiosas en 127 órdenes y congregaciones religiosas. Y lo que es más importante, la Iglesia de Corea se ha convertido en una Iglesia misionera con 993 misioneros en 67 países del mundo, 20 de ellos en su mismo continente, Asia.

Hace 160 años fallecía en Isla Mauricio, el beato Jacques-Désiré Laval (1803-1864), médico, sacerdote de la Congregación del Espíritu Santo, los espiritanos. Fue un incansable y ejemplar misionero entre los africanos liberados en Port-Louis, en la Isla Mauricio, en pleno Océano Índico. “El Apóstol de Mauricio”, es uno de los tres patronos de la Conferencia Episcopal del Océano Índico. Hoy día de su fiesta, la isla suele tener problemas de tráfico por la cantidad de peregrinos que acuden a su santuario, ante el que oró el Papa Francisco en su viaje apostólico a Isla Mauricio en 2019. Muchas de las iglesias que construyó todavía están en pie. Como les recordó el Papa a los fieles católicos de esta isla durante su visita: “Sabía que evangelizar suponía hacerse todo para todos: aprendió el idioma de los esclavos recientemente liberados y les anunció de manera simple la Buena Nueva de la salvación. Supo convocar a los fieles y los formó para emprender la misión y crear pequeñas comunidades cristianas en barrios, ciudades y aldeas vecinas, muchas de estas pequeñas comunidades han sido el inicio de las actuales parroquias. Fue solícito en brindar confianza a los más pobres y descartados para que fuesen ellos los primeros en organizarse y encontrar respuestas a sus sufrimientos. A través de su impulso misionero y su amor, el padre Laval dio a la Iglesia mauriciana una nueva juventud, un nuevo aliento, que hoy estamos invitados a continuar en el contexto actual”.