OMPRESS-COLOMBIA (19-09-24) Fue el 24 de septiembre de 1924 cuando se establecía la nueva provincia de la Compañía de Jesús en Colombia. Con la expulsión de los jesuitas en 1767 y su posterior supresión, se había interrumpido una historia de evangelización que se retomó tras siglo y medio de exilio.

La celebración de este centenario ha permitido a los jesuitas de Colombia recordar su historia y sus raíces. Fue en 1598, cuando la embarcación “Santa María de Regla” llegó a Cartagena con los primeros jesuitas. Era el comienzo de un recorrido misionero que contó como hitos importantes, además del compromiso educativo de los colegios de la Compañía –gratuitos y abiertos a todos–, a figuras como San Pedro Clave o los misioneros del Magdalena Medio que empezaron a anunciar la Buena Noticia a las comunidades ribereñas.

En 1767 por la Pragmática Sanción del Rey Carlos III fueron expulsados de España y de sus colonias americanas y, doscientos veintiséis jesuitas salieron de lo que es actualmente Colombia. Seis años después, el Papa Clemente XIV promulgaba el breve Dominus ac Redemptor de supresión de la Compañía de Jesús en agosto de 1773. Tras la restauración de la Orden en el mundo en 1814, los intentos de establecer una presencia duradera en el país volvieron a frustrarse. El 18 de mayo de 1850, el general José Hilario López emitió un decreto, basado en la vigencia de la pragmática sanción de Carlos III, por el cual expulsaba a setenta y seis jesuitas. En 1858, el Arzobispo de Bogotá Antonio Herrán logró que el Superior Jesuita de Guatemala, Pablo Blas, restaurara la Compañía de Jesús en Colombia. Sin embargo, el 21 de julio de 1861 los Jesuitas fueron nuevamente expulsados de tierras colombianas por el General Tomás Cipriano de Mosquera. El triunfo del presidente Núñez en la guerra civil (1884-1885) favoreció el restablecimiento de los jesuitas en 1884, año en que se abrieron los colegios máximos de María Inmaculada (Bogotá) y San Ignacio (Medellín). Posteriormente, en febrero de 1887, se abrió en Bogotá el Noviciado con cuatro novicios. El gobierno confió a la Compañía de Jesús el colegio de San Bartolomé en Bogotá (1887), y el obispo Velasco, sucesor del difunto Arzobispo de Bogotá, no sin contradicciones, le devolvió la Iglesia de San Ignacio con todos sus bienes (1891). Todo ello dependiendo orgánicamente de la Provincia de Castilla. No fue hasta 1922 cuando se dieron los primeros pasos para que la misión de la Orden en Colombia adquiriera vida propia. El Padre General de la Compañía de Jesús de aquel entonces, el padre Wlodomiro Ledóchowski, SJ, tras evaluar la madurez de la presencia en el país sudamericano, firmaba el decreto de creación de la Provincia Colombiana el 24 de septiembre de 1924, que entró en vigor el 8 de diciembre del mismo año.

En aquel momento, había 114 sacerdotes, 112 escolares y 121 hermanos; además de seis colegios, una residencia, la Misión del Río Magdalena y 1.850 estudiantes. Ahora, la Provincia está compuesta por 34 escolares, 156 sacerdotes y 9 hermanos, 15.189 personas que dinamizan la misión y 44 obras apostólicas distribuidas en 8 regiones que son reflejo y testimonio del compromiso de la Compañía de Jesús por la misión y el Evangelio en Colombia.

Como señala el padre jesuita Antonio José Sarmiento: “En esta bonita historia hay que reconocer la mano de Dios. Es iniciativa de su gracia y la respuesta generosa de tantos hombres y mujeres de Colombia que han tomado esa bandera misional y apostólica. En 100 años, es posible repasar la lista de los jesuitas que han hecho parte de esta Provincia, muchos de ellos ya fallecidos, pero también la realidad de miles de colaboradores laicos, educadores en los colegios en Fe y Alegría, agentes de pastoral, catequistas, líderes sociales, funcionarios administrativos. Es una obra maravillosa. No podemos dormir sobre los laureles, tenemos que proyectarnos al futuro, soñar lo imposible, como dice nuestro provincial”.