P. Tomás Ravaioli, misionero en Papúa Nueva Guinea: “El Papa ha tenido gestos muy grandes con nosotros”

  • On 23 de abril de 2025
Tomas Ravaioli, misionero en Papua Nueva Guinea
P. Tomás Ravaioli, misionero en Papúa Nueva Guinea

Tomás Ravaioli, misionero en Papúa Nueva Guinea, ha sido entrevistado por Trece. Este sacerdote argentino, del Instituto del Verbo Encarnado, vivió en primera persona la visita que hizo el Papa Francisco a este país de Oceanía hace apenas siete meses; sobre todo su llegada a la remota Vánimo, quizá una de las aldeas más remotas del mundo. El misionero ha contestado vía telefónica desde su misión en esta población y en esta joven iglesia para la que la visita del Papa ha marcado un antes y un después.

P: Sabemos que estás en Papúa Nueva Guinea y que tuviste la suerte de estar con el Papa en ese viaje. ¿Cómo fueron esos días? ¿Cómo fue ese momento?

Bueno, en realidad el viaje del Papa se empezó a gestar en el año 2019. Ya en el 2019 había dicho que tenía ganas de venir, pero lamentablemente con el covid no se pudo dar y recién tuvo lugar en el 2024. Así que fueron cinco años de espera y cinco años de mucha ilusión, porque uno no sabe lo que puede pasar al día siguiente y, finalmente, en septiembre el Papa pudo venir a visitarnos.

P: Ha sido uno de los sellos de su pontificado estar en esas zonas que tienen una Iglesia viva, en la que cada vez hay más cristianos y que quizá desde fuera no lo vemos como algo tan cercano, ¿verdad?

Sí. Y de hecho el Papa ha tenido gestos muy grandes con nosotros. Por un lado, por ejemplo, en el año 2016, creó al primer cardenal de Papúa Nueva Guinea, es decir, el primer cardenal de la historia de este país, ya dando una clara señal de su predilección por las periferias y de su predilección también para que la Iglesia fuera verdaderamente católica, es decir, universal. Ha querido que un cardenal fuera hijo de esta tierra. Ese fue un gesto muy grande.

Después, el año pasado estuvo aquí visitándonos y no solo estuvo en la capital, Port Moresby, sino que quiso viajar hasta el lugar realmente más aislado de toda Papúa Nueva Guinea, que es un pueblo, no es ni siquiera una ciudad, que se llama Vánimo, que ahí es donde estamos nosotros trabajando los sacerdotes argentinos. Y para nosotros fue realmente un gesto paternal muy grande, porque el Papa tenía dos horas de ida y dos horas de vuelta en avión, e hizo ese sacrificio enorme para llegar y pasar una tarde entera con nosotros.

Y después el tercer gesto realmente muy grande del Papa Francisco fue hace unos pocos días, el 31 de marzo, hace menos de un mes, donde firmó el decreto para la canonización del que será el primer santo de Papúa Nueva Guinea, el catequista Peter To Rot.

P: Como argentino, ¿cómo se vive la pérdida de un Papa, el primer Papa americano, el primer Papa argentino?

La verdad es que es todo muy raro. Es el primer papa argentino y nosotros lo sentimos muy cercano porque durante todos estos años nos ha escrito. Nos escribía cartas de puño y letra. Es decir, no es que nos enviaba e-mails fríos a través de un secretario, sino que él mismo, al menos una vez por mes, nos escribía cartas, nos preguntaba cómo estaba la misión, qué necesidades teníamos, ya sea necesidades espirituales como materiales. El Papa Francisco nos ha ayudado muchísimo aquí a construir escuelas, a construir centros de salud y ahora estábamos construyendo algunas iglesias con su ayuda, así que de algún modo nos sentimos huérfanos.

P: De ese viaje reciente del Papa Francisco. ¿Qué mensaje destacarías?

Yo creo que el mensaje más importante para la gente de aquí de Papúa fue sentirse amada por el sucesor de Pedro y por el Vicario de Cristo. Para nosotros, estando tan lejos de Europa, estando tan lejos de Roma, el Papa siempre es una figura de algún modo lejana, es decir, alguien de quien solamente conocemos el nombre y poco más. Es el hecho de que el Papa haya querido venir hasta aquí, y haya querido ir hasta el lugar más aislado y más pobre de toda Papúa Nueva Guinea. Creo que sus gestos fueron el mensaje más importante, porque hizo sentir a la gente que realmente el Papa los piensa y el Papa realmente los ama.

Les doy un ejemplo. Cuando el Papa llegó a Vánimo, uno de los gendarmes vaticanos se me acercó y me dijo: a partir de ahora, el Papa quiere que esto sea una visita de un amigo. Es decir, que el Papa mismo pidió que no hubiera todos los protocolos de seguridad que generalmente hay y permitió que toda la gente se acercara. Permitió que toda la gente se acercara, lo tocara, lo besara, lo abrazara. Es decir, fue algo realmente conmovedor ver al Papa en medio de los últimos y dejándose abrazar por todos. Creo que el mensaje más grande que nos ha dejado fue justamente el de sabernos queridos y pensados por el sucesor de Pedro. Es decir, el Papa dejó de ser una figura lejana para convertirse en uno de nosotros.

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