Monseñor Dal Toso a la Asamblea General de las OMP: “La Misión, específicamente la Missio ad gentes, sigue siendo una llamada permanente para la iglesia hoy”

Monseñor Dal Toso a la Asamblea General de las OMP: “La Misión, específicamente la Missio ad gentes, sigue siendo una llamada permanente para la iglesia hoy”

  • On 29 de mayo de 2018

Discurso de monseñor Dal Toso, Presidente de las Obras Misionales Pontificias y Secretario Adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos a los Directores Nacionales de OMP reunidos en la Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias 2018

 

“Estoy muy contento de poder comenzar hoy mi primera asamblea general con ustedes. Como bien saben, soy nuevo y tengo que aprender mucho de ustedes en esta tarea que el Santo Padre me ha confiado”. Así lo ha expresado monseñor Giampietro Dal Toso, secretario adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y presidente de las Obras Misionales Pontificias (OMP), designado para esta tarea el pasado mes de noviembre, durante su conferencia a la Asamblea General de las OMP.

El Presidente de las OMP ha subrayado la necesidad de crear lazos de colaboración, ya que “las Obras Pontificias solo pueden funcionar si nos sentimos unidos en nuestra tarea común de sensibilización y formación para la misión y de apoyo a las jóvenes Iglesias”. Luego ha articulado su ponencia en torno a dos temas principales: el significado de la misión y la realidad de las Obras Misionales Pontificias.

“Antes que nada, la misión es una llamada de Dios en Jesucristo, a quien damos una respuesta – ha subrayado mons. Dal Toso -. No es una iniciativa de la Iglesia, sino de Dios en Cristo. De hecho, sus últimas palabras en la tierra, antes de ascender al cielo, fueron: ‘Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo’. (Mt 28,19). Es en la perspectiva de estas ‘instrucciones’ que debemos leer el mandato misionero y nuestro papel como Obras dentro de este”.

Citando las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia, monseñor Dal Toso ha remarcado que “la misión de la Iglesia no es simplemente una opción entre muchas, sino que es la que Cristo desea; para lograr esto, ha recibido y recibe constantemente el don del Espíritu Santo” y ha advertido contra un peligro: “no se trata de propagar una ideología, una cultura o una nueva moralidad, sino que se trata de transmitir esa misma vida divina que actúa en nosotros y nos salva, y que hemos recibido gracias a la muerte y resurrección de Jesús. ¡Así que la misión comienza en nosotros!”. En este sentido, tanto las palabras de Benedicto XVI como las del Papa Francisco siguen siendo fundamentales: “al comienzo de la fe hay un encuentro personal con Cristo”.

Luego se ha detenido para reflexionar sobre el vínculo entre el sacramento del bautismo y la proclamación del Evangelio, y sobre la necesidad de la redención que existe en el hombre. “Quizás debemos aprender a ver nuestro tema a partir de la persona, que herido interiormente por el mal, pide ser sanada. En este sentido, la misión realmente adquiere una dimensión universal y entonces entendemos por qué es una necesidad íntima para la Iglesia”. La Iglesia no hace más que responder a la invocación de cada hombre, que le pide a Dios que lo encuentre. “Y Dios ha tomado un rostro en Cristo… El Evangelio se resume en el kerygma, es decir, en el anuncio de Cristo que murió y resucitó, en la proclamación de que Dios ama a cada hombre y quiere su bien”.

Luego, el presidente de las OMP ha llamado la atención sobre el hecho de que “hoy la misión asume diferentes rostros, incluso la missio ad gentes”. Además del desafío clásico del anuncio a los paganos en territorios de misión, existe el de ayudar a los cristianos a poder hacer frente a la cultura moderna secularizada. “Los medios, las redes sociales, Internet, no conocen fronteras y penetran en la mentalidad de aquellos que tienen una actitud religiosa natural.

La misión es, por lo tanto, ayudar a nuestras Iglesias en los territorios de misión a construir sólidas personalidades de fe”. Una doble frontera nueva de la missio ad gentes se encuentra en los territorios de la antigua evangelización, donde viven muchas personas que nunca han conocido el Evangelio, y muchas otras provienen de contextos culturales ajenos al cristianismo, a los que se debe proclamar el nombre de Jesús”. Esta multiplicidad de desafíos nos enseña que, además de los cambios históricos que se producen, precisamente debido a los cambios históricos en curso, la misión, y específicamente la missio ad gentes, sigue siendo un llamamiento permanente para la Iglesia en la actualidad. ¡Los primeros en convencernos debemos ser nosotros!”

Monseñor Dal Toso se ha centrado en el papel que las OMP puede tener hoy para la misión de la Iglesia, a partir de la afirmación de que “las Obras Misionales Pontificias no han perdido nada de su actualidad”. Si es verdad que la misión permanece en el corazón de la Iglesia y que la misión también es necesaria en el mundo de hoy, entonces también las Obras que respaldan esta misión conservan todo su valor”. Para adaptar las Obras a los nuevos requisitos de la misión, el Presidente de las OMP ha indicado como prioridad el apoyo a la formación de los diversos agentes pastorales en los territorios de misión y también en aquellos del cristianismo más antiguo, un camino ya emprendido en los últimos años.

A partir de la imagen del cuerpo utilizado por San Pablo para describir a la Iglesia, el Presidente de las OMP ha señalado algunos puntos fijos que no se pueden ignorar: la comunión con el Papa, “titular de las Obras mismas”, luego la comunión con los Secretariados internacionales, que no son “centros de toma de decisiones”, sino que tienen la tarea de garantizar la unidad, asegurar la animación misionera y promover la renovación. Otros dos aspectos son la comunión entre las Direcciones nacionales y los Episcopados locales.

La comunión es, por tanto, la razón profunda que vincula a esta gran institución que son las Obras Misionales Pontificias – ha subrayado monseñor Dal Toso -. Por último, me siento obligado a repetir lo que el Papa me dijo hace unas semanas acerca de nuestra tarea. Él utilizó el término ‘creatividad’. Somos creativos. No existen esquemas preestablecidos para nuestra acción, excepto los establecidos por los Estatutos para gobernar nuestra colaboración. Pero en lo concreto de vuestro trabajo, sed creativos. Estoy seguro de que si cultiváis en vosotros el celo misionero, sabréis cómo encontrar maneras concretas de expresarlo”.

El texto completo del discurso de monseñor Dal Toso:
http://www.fides.org/it/attachments/view/file/Il_vero_senso_della_missione.docx

Agencia Fides 28/05/2018
http://www.fides.org/es

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