Misioneros por el Mundo en Marruecos

  • On 7 de octubre de 2019

La dignidad de los migrantes, prioridad para la Iglesia

TRECE TV emitirá esta medianoche el programa de “Misioneros por el Mundo” realizado en Marruecos poco antes de la visita del Papa Francisco, que muestra el trabajo que la Iglesia realiza en el país, especialmente en el campo de las migraciones.

Al frente del cuidado de los migrantes en la Diócesis de Tánger se encuentra el obispo de origen gallego Santiago Agrelo (emérito desde el pasado 24 de mayo) ‒muy conocido por su defensa de la dignidad de los migrantes‒ y dos Carmelitas de la Caridad Vedruna, que trabajan en la Delegación de Migraciones: la hermana Yolanda Moreno, natural de Astorga y Mª Inmaculada Gala, nacida en un pueblo de Badajoz. Yolanda se ocupa de las tareas de sensibilización (actualmente en la integración escolar de los inmigrantes); e Inmaculada es la delegada de Migraciones del obispo. Entre los 70 misioneros españoles que viven actualmente en Marruecos está también una consagrada catalana de Pro Ecclesia, natural de Solsona, Rosario Puig, que a pesar de sus 88 años sigue trabajando en la promoción de la mujer musulmana.

Mª Inmaculada Gala nació en Fuente de Cantos (Badajoz) y dirige la Delegación Diocesana de Migraciones de Marruecos, que tiene su sede en el Obispado de Tánger, y que atiende unas 50 personas al día. Se trata de personas en situación de total desamparo, que están viendo qué posibilidades tienen para pasar a Europa. En la Delegación encuentran un sitio donde son escuchadas y analizan las distintas situaciones psicológicas en las que llegan las personas para cruzar el estrecho. Algunas están “obsesionadas” y sólo se les puede dar una asistencia humanitaria inmediata (como una ducha), pero no los vuelven a ver. Otras están “preocupadas” por el cruce, pero su vida no se centra en ello, y por lo tanto se les puede acompañar y hacer un seguimiento. Un tercer grupo lo forman los inmigrantes que se han estabilizado y han decidido quedarse en Marruecos, que pasan a formar un proyecto en el que participan también empresas, para la inserción socio-laboral.

La catedral de Tánger, por decisión del obispo Agrelo, se convirtió en un espacio de protección para los migrantes. Dos de ellos, de origen camerunés, dan su testimonio. Uno salió de su país por la amenaza terrorista de Boko Haram y llegó a Marruecos pensando que sería acogido, pero allí sufrió el rechazo y la persecución policial; su sueño ahora es pasar a Europa. Otro salió de Camerún hace cinco años; su primer destino fue Libia, donde sufrió tortura para extorsionar por dinero a su familia. Inmaculada cree que las leyes de inmigración europeas son injustas porque olvidan que quienes llegan a su territorio son personas. Para los misioneros, los momentos más duros llegan al enterarse de que un inmigrante ha perdido la vida en el estrecho, porque ellos saben que no son números: “tienen rostro, son personas”. Inmaculada se conmueve ante el testimonio de los inmigrantes, que “mantienen la esperanza a pesar de las dificultades, del dolor, y del sufrimiento que tienen”.

Para el franciscano Santiago Agrelo la atención a los migrantes subsaharianos surgió como una necesidad distinta a la de los pobres de la ciudad. Confiesa que él vive el drama de la inmigración de forma “tal vez demasiado personal”, porque los inmigrantes acogidos en la catedral “forman parte de la casa, los tiene siempre cerca”, y está convencido de que la principal carencia que tenemos con los inmigrantes “es una carencia de información, necesitamos ver”. En este marco, el prelado reconoce que “la ayuda más importante y mejor organizada” que reciben los migrantes, es la de la Iglesia.

Respecto al tema de la migración, monseñor Agrelo consideraba muy importante la visita apostólica del Papa Francisco al país, sobre todo en el contexto de la política europea que, según su opinión, “no ha abordado el tema de la inmigración, se ha limitado a hablar de fronteras, de los intereses nacionales”. El prelado desea que se cree una conciencia que nos permita ver que “donde una persona sufre, de alguna manera estoy sufriendo yo, allí está alguien que tiene que ver conmigo es de alguna manera otro yo, sea quien sea y esté donde esté”. Y añade que el día que tengamos ese sentido de “unidad de la familia humana, no permitiremos que ningún hermano nuestro esté sufriendo en ningún sitio, no lo permitiremos”.

La historia de esperanza del senegalés Modou

Desde el taller del proyecto “Manos Creadoras”, de la Delegación de Migraciones de Tánger, Modou Kane representa una historia de esperanza para los inmigrantes. Tres subsaharianos y dos marroquís montaron esta empresa con idea de obtener la documentación (en Marruecos la carta de residencia se puede renovar si alguien le hace un contrato). La Delegación ha acompañado personal y profesionalmente a Modou, que tras pasar por Mauritania y estar dos meses en Dakhla, lleva 6 años en Tánger. En Senegal ya tenía un taller de carpintería, pero en 2011 no ganaba siquiera para pagar el alquiler y ya no podía mantener a su familia. Sus peripecias hasta llegar a Tánger son parecidas a las de tantos inmigrantes. Modou nunca ha intentado cruzar a Europa. Ahora fabrica juguetes didácticos en madera, entre los que hay una “patera”, como símbolo de los migrantes. Hace dos años, el director de Migraciones de la Diócesis de Cádiz, el padre Gabriel Delgado, entregó al papa Francisco una de las pateras de Modou. Como agradecimiento a las religiosas que abrieron su camino a la esperanza, Modou ha llamado a su hija “María Vedruna”.

Los programas de “Misioneros por el Mundo”, realizados con la colaboración de OMP, se emiten en TRECE TV la medianoche del lunes al martes (después de “El Cascabel”) y en redifusión el domingo a las 13,45 h.

También se puede seguir en directo aquí y, tras su emisión, verse en la web del programa.

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