Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz
- On 31 de diciembre de 2018
“Dar la paz está en el centro de la misión de los discípulos de Cristo” del Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz
El próximo 1 de enero se celebra la Jornada Mundial de la Paz que el Papa Francisco ha querido dedicar a la política: “La buena política está al servicio de la paz”.
El Papa Francisco comienza el mensaje recordando el texto evangélico, “Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa”. Porque, “Dar la paz está en el centro de la misión de los discípulos de Cristo. Y este ofrecimiento está dirigido a todos los hombres y mujeres que esperan la paz en medio de las tragedias y la violencia de la historia humana. La “casa” mencionada por Jesús es cada familia, cada comunidad, cada país, cada continente, con sus características propias y con su historia; es sobre todo cada persona, sin distinción ni discriminación”.
El Papa ha hablado en numerosas ocasiones de la responsabilidad de los políticos en el servicio a los demás. En este mensaje señala de nuevo que la función y la responsabilidad política constituyen un desafío permanente para todos los que “reciben el mandato de servir a su país, de proteger a cuantos viven en él y de trabajar a fin de crear las condiciones para un futuro digno y justo”. El Papa no duda en incluir en el mensaje las conocidas “bienaventuranzas del político”, del cardenal vietnamita François-Xavier Nguyễn Vãn Thuận, que tantos años pasó en las cárceles de su país, sufriendo precisamente la mala política, que culminan con “bienaventurado el político que sabe escuchar” y “bienaventurado el político que no tiene miedo”.
Siendo consciente de los muchos vicios que amenazan a la política y los políticos, como la corrupción y el enriquecimiento ilegal, el Papa Francisco explica que “la auténtica vida política, fundada en el derecho y en un diálogo leal entre los protagonistas, se renueva con la convicción de que cada mujer, cada hombre y cada generación encierran en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales”. La paz implica un no a la guerra ni a la estrategia del miedo y es que, “cien años después del fin de la Primera Guerra Mundial, y con el recuerdo de los jóvenes caídos durante aquellos combates y las poblaciones civiles devastadas, conocemos mejor que nunca la terrible enseñanza de las guerras fratricidas, es decir que la paz jamás puede reducirse al simple equilibrio de la fuerza y el miedo”.
El Papa Francisco termina recordando que la paz es una conversión del corazón y del alma y tiene tres dimensiones inseparables fáciles de reconocer: “la paz con nosotros mismos, rechazando la intransigencia, la ira, la impaciencia y ―como aconsejaba san Francisco de Sales― teniendo ‘un poco de dulzura consigo mismo’, para ofrecer “un poco de dulzura a los demás’; la paz con el otro: el familiar, el amigo, el extranjero, el pobre, el que sufre…; atreviéndose al encuentro y escuchando el mensaje que lleva consigo; y la paz con la creación, redescubriendo la grandeza del don de Dios y la parte de responsabilidad que corresponde a cada uno de nosotros, como habitantes del mundo, ciudadanos y artífices del futuro”.
Leer el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz