El Papa a un misionero: “Cumplí con mi promesa y estoy acá”
- On 20 de septiembre de 2024
Hace 5 años, en Roma, el Papa Francisco recibía en audiencia a un grupo de peregrinos de Vanimo (Papúa Nueva Guinea), les prometió que iría a visitarles. Un misionero de Papúa Nueva Guinea cuenta cómo el Papa ha cumplido su promesa en este último viaje apostólico.
El pasado 8 de septiembre, el Papa llegaba a Vanimo, donde le esperaban los misioneros argentinos del Verbo Encarnado junto a una jovencísima comunidad cristiana. “Cuando aterrizó el avión en Vanimo, el Papa fue a abrazar a uno de los misioneros y le dijo: ¿viste? Al final cumplí con mi promesa y estoy acá”, explica Tomás Ravaioli, uno de estos misioneros argentinos del Verbo Encarnado que recibió la visita de Francisco.
“Nunca nadie jamás imaginó que el Papa iba a venir a Vanimo”, afirma este misionero. En el norte de Papúa Nueva Guinea está esta ciudad aislada, a la que solo se puede llegar a través de barco o avión, no hay rutas que la comuniquen con otras zonas del país. “De hecho, le desaconsejaron al Papa ir allí, precisamente porque estaba muy lejos y no podía venir al encuentro gente de otros lugares”, explica. “Aun así, el Papa insistió: yo quiero ir a Vanimo”.
Fueron cuatro horas de mucha intensidad. Nada más aterrizar, tuvo un encuentro en una explanada con la comunidad cristiana de allí, y escuchó el testimonio de un catequista, una niña con discapacidad, y un matrimonio joven, y consagró la diócesis a Jesucristo a través de María. Y después en un coche fue a la parroquia de los Misioneros del Verbo Encarnado, donde además de la parroquia y la casa de los misioneros, hay un colegio de primaria y otro de secundaria.
Según llegó al recinto, el clima cambió. “Los mismos gendarmes vaticanos nos dijeron que a partir de ese momento ya no se trataba de una visita de un jefe de Estado, sino una visita personal”, explica Tomás Ravaioli. Eso permitió que toda la gente pudiera acercarse a saludar al Papa, que regaló muchísimos rosarios y caramelos. “Íbamos empujando la silla de ruedas, y en un momento apuramos un poco el paso, y el Papa se dio la vuelta, nos miró, y nos dijo: No, no, id más tranquilos, yo quiero saludar a todos”.
“La gente siempre había escuchado hablar del Papa, en cada Misa se le nombra… Pero haberle visto y saberse queridos por él, saber que el Papa hizo un esfuerzo enorme para estar con ellos… ese es el mensaje más grande que le ha quedado a la gente”, afirma este misionero argentino. “Les ha hecho sentir que no están abandonados, que el sucesor de Pedro y el Vicario de Cristo los lleva realmente en el corazón”.
Escucha la entrevista completa a Tomás Ravaioli.