El obispo de Luena agradece las ayudas que “alivian nuestro sufrimiento”
- On 18 de junio de 2020
Ante la llegada de la pandemia a América, Asia y África, Roma sigue recibiendo estos dís numerosas peticiones de ayuda de los territorios de misión, que son atendidas por el Fondo de Emergencia de Obras Misionales Pontificias (OMP) COVID-19, que el Papa abrió con una aportación personal el pasado 6 de abril. El obispo de Luena (Angola), monseñor Jesús Tirso Blanco dice que estas ayudas alivian su sufrimiento y “refuerzan los lazos de amor entre los cristianos”.
El misionero salesiano de origen argentino, monseñor Jesús Tirso Blanco, es el obispo de Luena desde 2007, aunque lleva en Angola más de 30 años. El obispo teme la llegada del coronavirus a una diócesis que apenas cuenta con un médico cada 13.000km2. Luena fue una duramente azotada por la guerra civil en Angola; es una de las diócesis más grandes del continente africano, con un tamaño casi similar a la mitad de España (223.000km2), y su población vive sin acceso al agua potable.
La distribución del agua en la diócesis ‒que es un problema crónico‒ es devastador con el COVID-19. Muchas familias no tienen agua en sus casas, lo que impide el lavado de manos, una de las medidas esenciales para evitar contagios. Además, debido a la falta de comunicación interprovincial, muchos productos necesarios “han duplicado su precio”. Esto, unido al desempleo, está creando serias dificultades para que la gente pueda alimentarse y la situación se está haciendo “dramática”. Para afrontar esta situación, gran parte de la población ha comenzado a plantar “mandioca y maíz, porque nos damos cuenta de que si no, no sobreviviremos en los próximos meses”.
A lo largo de estos años, la Iglesia católica ha construido muchos pozos de agua que ahora permiten llevar agua a diversos puntos de la provincia. El obispo explica que están también “distribuyendo jabón y baldes de agua para la higiene en los lugares de mayor presencia de personas” y “llevando agua en una moto, con un tanque, a 80 familias donde hay gente que no puede caminar, o que tiene serias dificultades para ir a recoger el agua”.
Asimismo, la Iglesia está impulsando, al sur de la diócesis, un proyecto agrícola en una zona de sequías. ”En vez de distribuir comida directamente, ayudamos a que ellos mismos puedan superar y encontrar nuevas técnicas de agricultura que les ayude a superar estos momentos de crisis”, explica. Por otro lado, “los boy scout de la diocesis con Cáritas han llevado comida a todos los grupos de chicos de la calle que están presentes en nuestra ciudad”.
Además, incluso con los tempos cerrados, la Iglesia ha seguido ofreciendo alimento y ayuda espiritual, creando espacios nuevos para anunciar el Evangelio.
El obispo salesiano agradece al Papa la iniciativa del Fondo de Emergencia y el apoyo ordinario de OMP a lo largo de todo el año, especialmente el de España, sin el cual, diócesis como la de Luena (prácticamente destruida durante la guerra) no podrían sostenerse. “Estas ayudas por una parte alivian nuestro sufrimiento, y refuerzan los lazos de amistad y de amor entre todos aquellos que llevamos el nombre de cristianos”, subraya el prelado.