Carmen Rodríguez, enferma de Parkinson: “Lo ofrezco por los misioneros”
- On 11 de febrero de 2025
A Carmen le diagnosticaron Parkinson cuando tenía 49 años. La fe y el ofrecimiento de su enfermedad por los misioneros le ayudan a vivir con alegría esta dura enfermedad degenerativa incurable. Como ella, muchos enfermos en España con su oración y ofrecimiento se suman a la Unión de Enfermos Misioneros, una iniciativa de Obras Misionales Pontificias (OMP) que les pone ante los ojos la misión y a los misioneros. Con un nuevo espacio en la web, OMP pretende ofrecer periódicamente contenido elaborado precisamente para acompañarles en esta misión.
![](https://omp.es/wp-content/uploads/2025/02/Miniatura-resumen-Carmen-Rodriguez-1024x576.png)
Cuando Carmen fue a urgencias hace seis años por un mareo “como los de siempre”, se quedó helada con el diagnóstico. “Me dijo el médico: tiene usted Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa, grave e incurable, se morirá con ella pero no de ella”. Con tan solo 49 años, y una vida plena, Carmen Rodríguez Muñoz recibió esta noticia que lo cambió todo: se ha tenido que “bajar de los tacones” y dejar de trabajar, tiene una discapacidad del 80% y grado de dependencia 3…
Lejos de echar la culpa a Dios –“todo el mundo enferma, aunque no esperas que seas tú”–, buscaba el ‘para qué’, y la clave para no derrumbarse ha sido la fe, que le ha acompañado en lo que ella denomina un “camino de salvación”. Según recibió el diagnóstico, se fue a su parroquia en Madrid, donde hace años se reencontró con Cristo gracias a la Primera Comunión de su hija. Allí ha recibido un acompañamiento, siempre centrado en la adoración Eucarística y la oración. En una confesión, el sacerdote le habló de Enfermos Misioneros, una iniciativa de Obras Misionales Pontificias (OMP) que implica a los enfermos en la misión de la Iglesia a través del ofrecimiento de su enfermedad.
“Nunca lo había oído, pero a mí me vino como un guante: estoy enferma, y no se me va a curar… pues estaré toda la vida como enferma misionera”. Para ella, esta espiritualidad es como un “traje a medida”, que le ayuda a “dejar de mirarse el ombligo” y ofrecer sus miserias. “Me pareció tan bonito que haciendo tan poco logres tantas cosas… Tan solo levantarme y pedir por el misionero que esté más agobiado, más cansado, por el que hoy le falte comida… ya tengo hecho el día”.
Esta forma de vivir la enfermedad le da una alegría profunda. “Tienes sufrimiento y dolor. Entonces tú, o te amargas, o lo ofreces por algo y te hace sentirte miembro de la Iglesia, no eres ya un descartado”, explica. “Cuando estoy mala de verdad, que me duele todo –hasta las lágrimas me queman-, le digo al Señor que no tengo nada que ofrecerle, más que el dolor. Y el dolor se puede ofrecer y le da sentido a tu vida”. Y en su caso, lo ofrece por los misioneros, que “le están dando la oportunidad a alguien de que sienta lo mismo que yo: que tienen un Dios que les quiere, que les salva, que les cuida y mima…”.
Misioneros desde la enfermedad
Hay tres formas de participar en la misión de la Iglesia fuera de nuestras fronteras, “hasta los confines de la Tierra”: la cooperación personal (los misioneros y voluntarios), la económica (las colectas) y la espiritual (oración y ofrecimiento). Dentro de este tercer grupo se engloba la Unión de Enfermos Misioneros, una iniciativa de Obras Misionales Pontificias que cuenta con casi 100 años de historia, y que nació gracias a Margarita Godet, una mujer laica francesa inmovilizada por la enfermedad que quería ser misionera. Se ofreció entonces como enferma misionera al Seminario de Misiones Extranjeras de París, que enviaba numerosos misioneros por todo el mundo.
En España cientos de personas que padecen alguna enfermedad o invalidez crónica, ofrecen diariamente su dolor por la evangelización del mundo y por los misioneros. El beato Manuel Lozano Garrido “Lolo”, periodista y enfermo que está camino a los altares, es un buen representante de estos misioneros tan especiales. Él mismo fue un impulsor de esta Unión colaborando con las Obras Misionales Pontificias.
Para acompañar a los enfermos misioneros, Obras Misionales Pontificias edita cada dos meses un tríptico para meditar la Palabra de Dios, escuchar la voz del Papa y contemplar el testimonio de los misioneros. Se imprimen 60.000 trípticos que cada delegación de misiones adapta a su propia realidad diocesana y se pone a disposición de la pastoral de la salud de cada diócesis.
En este 2025, OMP ha querido dar un paso más, y ofrecer un contenido online adaptado y actualizado para los enfermos misioneros en la web de OMP. Allí encontrarán oraciones, testimonios de misioneros y de otros enfermos que ofrecen su día a día… pensados para ellos, para acompañarles en su misión de ofrecimiento de la enfermedad. “Cuando el Papa Francisco dice que la Iglesia existe para la misión lo que está diciendo es que cada uno de nosotros, sin importar nuestra situación, enfermedades o limitaciones, existe para la misión. El tríptico bimensual y las iniciativas que se tienen a nivel de las delegación de misiones, así como la nueva web buscan recordarles a quienes se suman a Enfermos Misioneros esta realidad a la vez tan profunda y tan sencilla”, explica Justo Amado, responsable de esta iniciativa desde hace 25 años.