Beatificación de Esther y Caridad, misioneras asesinadas en Argelia

Beatificación de Esther y Caridad, misioneras asesinadas en Argelia

  • On 4 de diciembre de 2018

Eshter Paniagaua y Caridad Álvarez, misioneras Agustinas españolas fueron asesinadas la tarde del Domund de 1994 en Argel y serán beatificadas junto a todos los mártires de Argelia

 

El próximo sábado 8 de diciembre será beatificado monseñor Pierre Claverie -obispo de Orán-, y 18 religiosos y religiosas, todos ellos asesinados por odio a la fe en la década de los 90 en Argelia. Entre ellos había dos agustinas misioneras españolas, Esther Paniagua y Caridad Álvarez.

Ayer en un desayuno informativo la congregación de las Agustinas Misioneras ha recordado su martirio, y ha dado los detalles de la beatificación. El que era embajador de España ante Argelia, Javier Jiménez-Ugarte, embajador de España ante Argelia de 1994 a 1997,  reconoció el valor de las misioneras, “el mérito de que no cerráramos la embajada fue de las religiosas misioneras, únicas españolas que decidieron quedarse en Argelia”.

“España dio una lección en Argelia, porque fue de las pocas embajadas que no cerraron, fuimos un caso único”, afirmó Javier Jiménez-Ugarte, “el mérito lo tienen en gran parte las religiosas españolas, que decidieron quedarse a pesar de todo. Si las hermanas se hubieran ido, yo, el embajador, habría ordenado cerrar la embajada”. Según ha explicado, las empresas se habían marchado, y como españoles solo quedaban las religiosas y el cuerpo diplomático. “El mérito de que España fuera un ejemplo es, en gran parte, de ellas”.

Jiménez-Ugarte conoció a las Agustinas misioneras y su decisión de no abandonar la misión, y trabajó para que guardaran medidas de seguridad. “En mi vida profesional no he olvidado algo así, y por eso estoy aquí”, ha afirmado Jiménez-Ugarte. Según ha explicado, por la mañana fue a ver a Esther al hospital, y se quedó muy impresionado del trabajo tan duro que las hermanas llevaban a cabo, con los niños abandonados y discapacitados. Discutió con ella las medidas de seguridad, y se ofreció a llevarlas a casa. Según ha comentado, las hermanas eran muy queridas por todos, y enormemente valoradas por el médico jefe, que era musulmán. “Fue muy impresionante estar con Esther por la mañana en el hospital, y por la tarde verla en la morgue”.

En cuanto al proceso de la beatificación, Jiménez-Ugarte ha afirmado haber formado parte de los testigos de su causa ante el Vaticano. “Es un capítulo muy importante para la historia de la Iglesia, y también para el yihadismo, ya que la violencia islamista comenzó en Argelia”.

 

Testigo del martirio

 

María Jesús Rodríguez era provincial de las comunidades en Argelia, en la década de los 90, cuando todos los extranjeros, especialmente los religiosos, fueron amenazados de muerte. Como tal, viajó al país a acompañar a las hermanas en un proceso de discernimiento, en el que debían decidir con absoluta libertad si querían quedarse en Argelia, o regresar a España o a cualquier otro país de misión. “El discernimiento se basó en dos preguntas: ¿qué quiere Dios de nosotras?; ¿qué necesidades tiene el pueblo argelino?”. Según ha explicado Rodríguez, todas las hermanas agustinas misioneras en Argelia decidieron quedarse, de una forma individual y libre. Entre ellas estaban Esther y Caridad, que a los pocos días serían asesinadas por ello. “De su fidelidad yo soy testigo. Las vi muy felices después de tomar la decisión”.

Aquel 23 de octubre, decidimos ir a Misa, y seguimos las instrucciones de la embajada de no ir en grupos, sino solo de dos en dos. Esther y Caridad salieron primero, y diez minutos después salimos Lourdes Miguélez y yo. En la calle escuchamos unos disparos, y los vecinos nos decían: hermanas, volved a casa”. Maria Jesús Rodríguez ha recordado esta mañana cada detalle de lo sucedido aquella tarde, y cómo vieron a los minutos a Ester y Caridad en un charco de sangre, a punto de fallecer. “En esos momentos me acordé de el discernimiento que habíamos hecho hacía solo unos días. Asumimos que aquello que firmamos tenía un precio”. El resto de la historia se desarrolló con la ayuda de la Embajada de España y de los Padres Blancos, que ayudaron en la repatriación de los cuerpos y en el entierro de Esther y Caridad. Las misioneras en Argel, compañeras de Esther y Caridad, decidieron permanecer en el país a pesar del asesinato de las hermanas, de forma que la obra misionera de las agustinas continúa en la actualidad.

“Esther y Caridad son para la congregación un signo de fidelidad y de verdad”, ha explicado Piedad Pacho, superiora general de la congregación. “El auténtico pastor no huye cuando hay peligro, sino que se queda a cuidar a las ovejas, eso es lo que hicieron ellas. Entregaron la vida, aunque sabían que podían perderla”. Fundadas en 1890, las Agustinas Misioneras cuentan en la actualidad con 500 hermanas y tienen presencia en 16 países del mundo. “La beatificación de Esther y Caridad supone un antes y un después para la congregación”. Ver el documental “Cari y Esther, mártires de vida”

La ceremonia de beatificación tendrá lugar el próximo sábado 8 de diciembre a las 13:30 en Orán (Argelia), y será presidida por el arzobispo Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para la causa de los Santos, en nombre del Santo Padre. De la congregación solo pueden asistir diez hermanas, además de familiares de las mártires. Podrá seguirse en directo desde https://www.tv2000.it/live/

El gran acto de la congregación de las Agustinas Misioneras tendrá lugar el sábado posterior, el 15 de diciembre, en la catedral de León. Más de 160 hermanas de la congregación se darán cita en la Catedral de León. Vienen de varias ciudades de España, de Brasil, Colombia, China, Filipinas, Roma, Argentina, Mozambique, Tanzania e India. La Eucaristía será presidida por Monseñor Julián López Martín, obispo de la diócesis. Concelebrarán Monseñor Henri Teissier, arzobispo emérito de Argel; padres Agustinos y sacerdotes de la diócesis.

Por último, el 12 de enero tendrá lugar en Madrid, en la Basílica de Ntra. Sra. de la Concepción, una Eucaristía presidida por el cardenal arzobispo Carlos Osoro, que contará con la presencia de los restos mortales de las beatas, que serán veneradas desde entonces en una capilla de la Congregación en Madrid.

 

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