Los campeones del cielo
- On 18 de julio de 2024
Chiara Badano, Guido Schaeffer y Pier Giorgio Frassati no tenían, a priori, nada en común. Cada uno nació en una época y en un país diferente. Pero los tres, además de su profundo compromiso religioso y su dedicación al servicio, también compartieron la pasión por el deporte. Hoy en día, la Iglesia les tiene en “lo más alto del pódium”.
Chiara Badano nació en Italia en 1971. Desde temprana edad, la fe fue muy importante en la vida de Chiara, encontrando en ella un sentido de propósito y amor por Dios. A los nueve años, fue diagnosticada con osteosarcoma, un tipo de cáncer. A pesar del dolor y las dificultades físicas, Chiara mantuvo su fe inquebrantable, convirtiendo su lucha contra la enfermedad en un testimonio de esperanza y amor.
Chiara fue beatificada en 2010, siendo un ejemplo de fortaleza y fe para personas de todas las edades. Chiara Badano encontró alegría y fortaleza en el deporte, especialmente en el tenis. Aunque su enfermedad la limitó físicamente, Chiara mantuvo su amor por el deporte como una forma de superación personal y conexión con los demás. Incluso durante su tratamiento contra el cáncer, continuó animando a sus amigos y compañeros a disfrutar del deporte y a enfrentar los desafíos con valentía y determinación.
Guido Schaeffer nació en Brasil en 1974. Además de su vocación médica y religiosa, era un apasionado del surf. Estudió medicina y trabajó con los pacientes más pobres. Pero un buen día, siendo ya médico, sintió la llamada de Dios para ser sacerdote. Guido continuó surfeando, este deporte no solo le brindaba momentos de recreación y conexión con la naturaleza, sino que también le permitía acercarse a los jóvenes en situación de riesgo. Guido entendía el poder del deporte como una herramienta para promover la salud física y mental, así como para fomentar la solidaridad y el compañerismo entre las personas. En 2009, Guido sufrió un accidente surfeando. Desde entonces Guido surfea en el cielo.
En el corazón de los Alpes italianos, Pier Giorgio Frassati, nacido en 1901, descubrió su pasión por la montaña y por Dios. Conocido por su espíritu intrépido y su generosidad sin límites, Pier Giorgio combinó su amor por el alpinismo con su compromiso de servir a los pobres y marginados de la sociedad. A menudo, usaba sus expediciones como oportunidades para llevar ayuda a aquellos en necesidad, llevando consigo alimentos, ropa y palabras de aliento.
Para Pier Giorgio, escalar montañas no era solo una hazaña física, sino una metáfora de la vida cristiana: una ascensión hacia la cima, en la que cada paso requería determinación, sacrificio y confianza en Dios. Su vida fue un testimonio de cómo la pasión por el deporte puede ir de la mano con un compromiso radical con el amor y la caridad hacia los demás.