Gloria Varona es misionera Hija de la Caridad. Lleva más de 20 años en el Chad, uno de los países más pobres en África, dedicada cuidar de los más pequeños con la enseñanza y la sanidad y anunciando el Evangelio en este pueblo compartiendo su vida con ellos.
“Cuando llegamos aquí para crear la misión, el obispo nos pidió que trabajamos en la salud y en la educación y la pastoral siempre colaborando con la gente y en esta labor llevamos trabajando siempre y ahora da sus frutos: tenemos nueve escuelas, tres colegios y un liceo en total son más de dos mil alumnos de todas las etnias y religiones católicos, protestantes, musulmanes y animistas. En la salud trabajamos principalmente con niños malnutridos que son muy numerosos y también con los niños discapacitados.
Cuando iba a venir al Chad le pregunté a un misionero experimentado que tenía que llevar, me contestó que tenía que venir con una maleta cargada de humildad porque cuando vienes a la misión tienes que venir a estar con ellos y a compartir nuestra vida de la gente. Nosotros anunciamos a Dios con nuestro testimonio de vida, pero los verdaderos protagonistas del anuncio del Evangelio son los animadores y los catequistas que llevan la Palabra de Dios en su propia lengua, el gambay, su labor es crucial. Ellos son los verdaderos protagonistas, los cuentan lo que han visto y oído de este Dios que nos ama a todos. Nosotros como misioneras sólo damos testimonio con nuestra vida y nos alegra comprobar que nuestro trabajo tiene sus frutos y tenemos una Iglesia joven, alegre y participativa.
En este vídeo os presento a un joven catequista y a su familia que refleja de alguna manera la labor que hemos hecho las misioneras durante todos estos años. El cuenta que cuando llegamos las Hijas de la Caridad, se acababa de quedar huérfano y en las misioneras encontró apoyo y han sido el sustento para él y su familia. Gracias a ellas pudo estudiar en la universidad y ahora es profesor y además sigue motivando a los jóvenes a seguir a Jesús porque es responsable del movimiento de jóvenes de la parroquia.
Durante todos estos años he comprobado que son los catequistas nuestro mejor regalo para anunciar a Dios. Porque Él ya estaba aquí en la misión cuando llegamos las misioneras, solo nos esperaba. Las misioneras hemos venido para encontrar aquí a Dios en medio de un pueblo que tiene mucha necesidad de ayuda. Y todos podemos colaborar para extender el Amor de Dios por todo el mundo, lo más importante que podemos hacer es la oración de unos por otros, la colaboración económica es importante claro, si se puede, pero la oración es nuestro mejor apoyo. Y por supuesto y si alguno se siente llamado también puedo venir a la misión a compartir vuestras vidas con estos hijos de Dios.
Gracias por dejarme mostrar la gran familia que formamos los misioneros y catequistas para anunciar el Evangelio”.