AYUDAS A PAPÚA NUEVA GUINEA

Obras Misionales Pontificias, a través de Infancia Misionera, envió 29.000 euros a Alotau (Papúa Nueva Guinea) para ampliar una escuela que cuenta con 150 alumnos.

Son más de 600 islas, de las que sólo 160 están habitadas, así es la provincia de Milne Bay, en el extremo oriental de la gran isla de Papúa. Además los 276.000 habitantes que habitan la bahía de Milne y estas islas hablan 48 idiomas diferentes, en un país, Papúa Nueva Guinea, conocido precisamente por ser un “mundo” en cuanto a lenguas. Se hablan unas 750. La diócesis de Alotau-Sideia se extiende por esta provincia de Milne Bay, por todo este laberinto de selvas, islas y estrechos. Para llegar a la parroquia más cercana a Alotau, la capital, donde reside el obispo, se necesita una hora y media de navegación, la más lejana dos días. Por eso, la Iglesia mantiene una red de grandes y pequeñas escuelas, 145 en total, para que la educación llegue a los más pequeños.

Es precisamente en Alotau, la capital de la provincia donde ha colaborado la Obra Pontificia de la Infancia Misionera, ayudando a la escuela primaria de Luya, gracias a la generosidad de tantos niños que han hecho una vez más real el lema de esta Obra: “los niños ayudan a los niños”. Se han enviado a Luya 29.000 eurosEra necesario construir en esta escuela un nuevo edificio con dos clases, porque no hay suficiente espacio para todos los estudiantes. Actualmente, un pequeño edificio utilizado en su momento como puesto de socorro – los huracanes y tormentas son habituales en esta zona del mundo – se está utilizando para impartir clases, pero la falta de ventilación y el hacinamiento hacen que el entorno sea inadecuado para el aprendizaje en esta escuela que cuenta con 150 alumnos. La diócesis de Alotau ya tiene el terreno, los documentos necesarios para empezar las obras, el proyecto, los materiales. Por lo que el dinero que ha llegado desde Infancia Misionera se ha sumado a lo recaudado con diversos proyectos agrícolas y de venta de frutas, verduras y productos artesanales, que también ayudan a garantizar la comida a los estudiantes.

La Obra Pontificia de la Infancia Misionera contribuye, gracias a la generosidad de muchas personas, a proyectos de todo el mundo en el que los niños son los protagonistas.