JUEVES SANTO – Eucaristía y amor fraterno
ACOMPAÑAMOS A CRISTO, recordando la Última Cena, en la que se nos entrega como alimento de salvación en el misterio de la Eucaristía, fuente y cumbre de la vida cristiana. En este sacramento, el Señor ha ofrecido y realizado para todos aquellos que creen en él la unión más íntima posible entre nuestra vida y su vida. En esa misma noche, Jesús nos dejó el mandamiento nuevo, el del amor fraterno.
NOS UNIMOS A LA MISIÓN: “La Iglesia nos ha confiado su visibilidad y permanencia en este inmenso territorio del Sáhara Occidental. Esto nos hace experimentar de manera muy viva nuestra pertenencia y responsabilidad como Iglesia local: si no rezamos o no celebramos la Eucaristía o no vivimos aquello de amar como Él nos amó, ¿quién lo hará? Orar por la Iglesia y por el pueblo es una de nuestras acciones misioneras a la que queremos dedicar lo mejor de nuestras energías…”
Luis Ignacio Rois
Oblato de María Inmaculada,
Sáhara Occidental
VIERNES SANTO – Pasión y muerte de Nuestro Señor
ACOMPAÑAMOS A CRISTO, meditando en el gran misterio del mal y del pecado que oprimen a la humanidad, para recordar, a la luz de la Palabra de Dios, los sufrimientos del Señor que expían este mal. El relato de la Pasión se ha de unir, en nuestra oración, al dramatismo de hechos y situaciones que en estos días afligen a muchos hermanos nuestros en todas partes del mundo.
NOS UNIMOS A LA MISIÓN: “Volví a casa muerto de cansancio y roto de la pena por lo que mis ojos habían visto… somos testigos del Amor misericordioso de Dios, que es Padre y ama a cada una de estas personas. Quizá sean personas inexistentes, irrelevantes para el mundo; quizá su tragedia sea a lo sumo una mera estadística. Para Dios no, para la Iglesia tampoco… Cada vida, cada rostro, es icono y transparencia del crucificado”.
Christopher Hartley
Sacerdote misionero desde la zona limítrofe
de Sudán del Sur, Etiopía y Somalia
SÁBADO SANTO y VIGILIA PASCUAL – Silencio y Resurrección
ACOMPAÑAMOS A CRISTO, el sábado de silencio, de meditación, de perdón, de reconciliación, que desemboca en la Vigilia pascual. En la oscuridad de la noche, con el fuego nuevo se enciende el cirio pascual, símbolo de Cristo que resucita glorioso. Cristo, luz de la humanidad, disipa las tinieblas del corazón y del espíritu e ilumina a todo hombre que viene al mundo.
NOS UNIMOS A LA MISIÓN: “He hecho escuelas, he hecho clínicas, he hecho iglesias, repartos de comida, de medicinas, he enseñado agricultura…
He entregado mi vida por África y es lo que más me ha llenado a mí mismo. El que todo lo da, lo gana todo, y el que retiene algo en su poder, lo pierde. Yo no vivo una utopía, yo vivo una verdad, una verdad como un puño, la verdad de Jesús, que espero en Él, creo en Él, para vivir también en Él”.
Fernando Acedo
Misionero comboniano, fallecido el 25 de junio
de 2008 en su misión de Teticha, Etiopía