Las Obras Misionales Pontificias, a través del DOMUND, han ayudado con 20.000 dólares para la compra de combustible del “Galilea”. En estos viajes se transportan bienes, materiales escolares y medicinas… y se da apoyo pastoral a las parroquias y a las pequeñas misiones.
El “Galilee” es un barco de unos 14 metros de eslora, con casco de acero. Lo compró en 2015 la diócesis de Gizo, en Papúa-Nueva Guinea. La diócesis de Gizo está en las Islas Salomón con una naturaleza exuberante y bella y pequeñas poblaciones que viven en aldeas costeras. Cubre un área de unos 300 kilómetros cuadrados, la mayoría mar, con unas cien islas de todos los tamaños. Así que para las siete parroquias de la diócesis el “Galilea” resulta vital. Con él se transportan personas y bienes, se llevan materiales escolares y medicinas, y se da apoyo pastoral a las parroquias y a las pequeñas misiones.
Las Obras Misionales Pontificias, a través de la recaudación del DOMUND, han ayudado con el combustible a que el “Galilea” siga realizando sus viajes misioneros. Por eso en el 2017 se envió al obispo de Gizo, el misionero italiano Luciano Capelli, 20.000 dólares para el gasoil, una ayuda que se ha vuelto a enviar en 2018. Es la misma aportación que se ha estado enviando en años pasados para el gasoil que mantuvo en movimiento a su antecesor, el “San Pedro”.
El “San Pedro” era un barquito de madera que, con sus 70 años de viajes y sus muchos achaques, era imposible mantener. El “Galilea” tampoco es muy moderno. Es un viejo barco pesquero que se construyó en 1964, aunque su motor, aseguran los expertos, está en buenas condiciones y funciona como un reloj.
El “Galilea” no es muy rápido. Va a unos 7 nudos, unos 12 kilómetros por hora, pero está a disposición de los 12 sacerdotes de esta diócesis y de las 12 hermanas dominicas. Seguramente, los misioneros recordarán el “vamos a la otra orilla” de Jesús en el Lago de Galilea. Casi un mandato misionero. En el “Galilea”, gracias al gasoil, están todos los que colaboran con el DOMUND.