En la diócesis de Banmaw, al noreste de Myanmar, hay 48 campos de desplazados internos, donde se estima que viven 20.000 niños. La Iglesia católica, además de ayudarles en lo material, ofrece acompañamiento espiritual y da a los niños la posibilidad de asistir a internados fuera de los campos para que puedan estudiar. Además, ha creado una comisión de salud, en la que médicos y enfermeros, en colaboración con las parroquias, visitan los poblados ofreciendo atención médica. Todo este trabajo es posible gracias a la colaboración de católicos de todo el mundo con las Obras Misionales Pontificias.
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