Fallece el misionero orensano Alejandro Hermida
- On 11 de septiembre de 2018
OMPRESS-CHILE (11-09-18) Este domingo día 9 de septiembre fallecía en Santiago de Chile Alejandro Hermida Atrio. El misionero, nacido en Orense falleció tras celebrar misa en su Parroquia de los Santos Apóstoles, en Santiago de Chile.
Alejandro Hermida había nacido en Santabaya de Anfeóz el 3 de abril 1937. Respondió con generosidad a la llamada que hizo la Iglesia de España de enviar misioneros a Latinoamérica, a través de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA). Partió así para Chile. Era el año 1965 y su primera misión fue la Parroquia de Nuestra Señora de las Américas. Allí se entrega a su labor misionera durante 37 años: construye templo, crea comunidades, anima vidas y es apóstol fiel del Evangelio.
En el año 2001 es enviado a la parroquia de Renca, allá donde acaba la ciudad de Santiago por el norponiente. Su casa, entonces, un simple contenedor. Alegre, generoso, siempre listo, con el temple evangélico de aquellos que saben que sólo sirviendo se gana.
En abril del año 2012, celebró junto a sus compañeros de curso las Bodas de Oro Sacerdotales. Quienes tuvieron la suerte de compartir con él esta fiesta, recuerdan que fue una acción de gracias a Dios por su vocación, una oportunidad para manifestar lo feliz que era entregando su vida al anuncio del Evangelio, al lado de los más pobres.
Por su labor misionera, el 9 de marzo 2012, en el Festival de la Canción Misionera celebrado en Orense, se le entregó el premio “Aurelio Grande”, como reconocimiento a su entrega. El pergamino que recibió en aquella ocasión, terminaba con estas palabras: “Por ser sembrador y simiente a la vez, arado y surco y horizonte en el erial del Reino de Dios; por vivir apasionadamente la ‘locura del Evangelio’ en las tierras chilenas. Por sus 50 años de sacerdote, por ser ‘pregoeiro incansable da Boa Nova e por ter por caxato no camino da vida a Palabra Viva de Xesús’”.
La casualidad quiso que este mes de agosto el seminarista de Orense José M. Heras haya compartido con Alejandro su último mes de vida en su Parroquia de Los Santos Apóstoles. “Doy las gracias al padre Alejandro”, decía “por haberme acogido por un mes en su casa. Un sacerdote vivo y despierto, con un amor tremendo por Dios, entregado a su ministerio. Un pobre con los pobres, y eso me ha llenado mucho, me ha ayudado a crecer como persona y en el camino de la fe”.