La hermana Paqui Morales, desde Ecuador

  • On 30 de enero de 2018

OMPRESS-ECUADOR (30-01-18) La hermana Paqui Morales, de la Siervas del Hogar de la Madre, ha vuelto de nuevo como misionera a Ecuador. Ha dedicado tres años a trabajar en la animación misionera de la diócesis de Alcalá y comienza una nueva experiencia misionera en Ecuador, donde ya estuvo durante 8 años. En una carta a la delegación de misiones alcalaína cuenta sus primeros días en la misión:

“Tras casi 3 años colaborando en esta diócesis, el Señor me envía de nuevo a la misión. Es verdad que cualquier lugar en donde el Señor nos ponga debemos vivir en clave misionera, con el deseo de desgastarnos para que no haya nadie que no conozca cuanto le ama el Señor. Pero a veces quiere Jesús hacer resonar de un modo más fuerte ese mandato de ‘Id al mundo entero y predicar el Evangelio’. Nos pide dejar nuestro país, nuestras costumbres y nuestros… y ser conscientes de que la verdadera patria es el cielo y mientras llegamos, cualquier sitio debe ser nuestro Hogar.

Llevo ya más de una semana en Ecuador. Por un lado se pasa rápido, pero por otro parece que llevo más de un mes, es tanta la labor por hacer… La jornada comienza a las 4:45 y cuando termina, se arrastra una a la habitación y da intensas gracias a Dios por la persona que inventó la cama (ja, ja).

Mi destino actual es Guayaquil. Me preguntan qué hacemos aquí. Las siervas damos clase en dos colegios situados en zonas marginales de la ciudad. En otra institución educativa colaboramos con la pastoral y dando orientación a alumnas que lo necesitan. Damos catequesis a niños y a adultos en la parroquia de Loreto y de forma esporádica dando formación en otras parroquias que lo solicitan. Un día a la semana tenemos un programa de radio y una vez por semana catequesis en la Universidad del Espíritu Santo. También formación semanal para jóvenes, para matrimonios jóvenes y para adultos. Organizamos actividades pastorales especialmente con la juventud. Este mes de febrero tendremos una tanda de ejercicios para unas 50 jóvenes y dos campamentos con unas 100 chicas en cada uno de ellos. Como se puede ver, la mies es mucha, muchísima, y pocos los obreros. Orad pues al dueño de la mies que mande obreros a su mies, y los que leéis esto, ofreceros como obreros, poneros a disposición del Señor, decid: ‘Envíame, yo iré Señor’. Al final nos damos cuenta de que solo somos siervos inútiles y ojala hayamos hecho al menos aquello que debíamos hacer.

Pido vuestras oraciones, para que sea un Instrumento de la Misericordia del Señor para estas almas tan necesitadas, y para que yo también sepa recibir con humildad la misericordia que el Corazón de Jesús tiene conmigo. Nuestra Madre, reina de las misiones, suscite cada día más corazones deseosos de ir a la misión. Con todo mi cariño para la diócesis de Alcalá y para la delegación de misiones”.

 

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