El hospital que se llevaron las aguas
- On 11 de noviembre de 2025
OMPRESS-KENIA (11-11-25) Según las últimas cifras han sido 37 las personas fallecidas por los deslizamientos de tierras que han provocado las intensas lluvias que están afectando Kenia. Una de las localidades más castigadas ha sido Chesongoch, en el Valle del Rift, donde las hermanas Benedictinas tienen un hospital.
La hermana Michelle Njeri OSF, de The Voices of Catholic Sisters Communicators in Kenya, ha compartido lo ocurrido en Chesongoch. La hermana cuenta que cuando la tierra tembló y un rugido ensordecedor rasgó la noche del 31 de octubre, las Hermanas Benedictinas de Chesongoch pensaron que el generador se había encendido inesperadamente. Pero en cuestión de segundos, unos gritos desde el exterior rompieron el silencio: “¡Hermanas, abran la puerta!”. No era el generador; era el río desbordado. Un poderoso alud de tierra estaba literalmente engullendo la comunidad.
La hermana Lilian Muoti Raymond, una de las hermanas de la comunidad, recuerda vívidamente el caos de aquella noche: “Había muchos pacientes en nuestro hospital, que está cerca del río”, explica. “Nos apresuramos a llevarlos al convento, que está en una zona más alta. Había muchos cantos, oraciones y desesperación por parte de la comunidad. Al amanecer, el silencio sustituyó a los gritos, dejando al descubierto la devastación total: casas enterradas en el lodo, vidas perdidas y el recinto del hospital irreconocible. “Se cortó la luz, y solo por la mañana la gente pudo ver la magnitud de los daños. Desaparición de muchas personas y destrucción de propiedades”, relata la hermana Lilian.
El Hospital de la Misión de Chesongoch, un pilar fundamental para miles de personas en esta remota región, ofrecía una gama completa de servicios médicos, desde maternidad y cirugía hasta odontología y radiología. Hoy, gran parte está cubierto de lodo. La riada “se llevó nuestros generadores y el estabilizador de energía. Varias camas quedaron destruidas, nos quedamos sin agua y sin electricidad”. Los pacientes están siendo atendidos en espacios improvisados. “Nuestros pacientes están usando las aulas como salas. Es doloroso porque nuestro hospital es el único de la zona con quirófano y servicio de transfusión sanguínea”.
A pesar de la pérdida, la fe de las Hermanas permanece inquebrantable: “Siento que ha sido el Año de la Esperanza para nosotras. Hemos afrontado muchos desafíos, pero tenemos la esperanza de un mañana mejor”. La fe ha sido su ancla. “Sin oración ni fe, es fácil perder la esencia de la vida. Pero cuando recuerdas las experiencias por las que Dios te ha guiado, encuentras consuelo y alegría”. En medio de la devastación, las Hermanas han visto lo mejor de muchas personas. “Contamos con la Cruz Roja, el Ministerio de Salud, las Fuerzas de Defensa de Kenia y el equipo de Gestión de Desastres sobre el terreno”, dice la hermana Lilian, “la Conferencia Episcopal de Kenia y la diócesis de Eldoret también nos han ayudado”. Ahora la prioridad de las Hermanas es restablecer los servicios de salud y reconstruir el hospital. Para las Hermanas Benedictinas de Chesongoch, señala la hermana Michelle Njeri, la tragedia ha profundizado su vocación de servir con humildad y valentía. Su lema, “Nosotras tratamos, Dios sana”, cobra más sentido que nunca.

