Las OMP de Brasil denuncian lo ocurrido en las favelas de Río de Janeiro
- On 3 de noviembre de 2025
OMPRESS-BRASIL (3-11-25) Firmado por la directora nacional de las OMP en Brasil, la hermana Regina da Costa Pedro, un comunicado denuncia los sucesos ocurridos el pasado martes 28 de octubre en los asentamientos irregulares y favelas de Penha y Alemão, que causaron 130 fallecidos, entre ellos cuatro policías.
“Durante este Mes Misionero, en el que estamos invitados a ser Misioneros de la Esperanza entre los pueblos, las Obras Misionales Pontificias (OMP) expresan su profunda solidaridad y dolor ante los recientes y trágicos sucesos de violencia en Río de Janeiro, especialmente la masacre ocurrida en los complejos de Penha y Alemão el pasado martes 28 de octubre”, dice el comunicado.
“Nos unimos en oración y duelo a las familias que han perdido a sus seres queridos. El dolor de cada pérdida es el dolor de la Iglesia, que acompaña a quienes sufren y lloran. Somos misioneros de la esperanza y no podemos permanecer en silencio ante la violencia reiterada que cobra vidas. Este acto es el más mortífero de la historia. Es un clamor que exige una respuesta de justicia y humanidad”.
El comunicado expresa su rechazo “a la ‘política de ejecución’, basada en la ‘eliminación de indeseables’, que se perpetúa en la seguridad pública brasileña. La vida humana es inviolable y el Estado tiene el deber primordial de proteger, no de matar. No podemos olvidar que esta política está marcada por una profunda desigualdad racial y de clase social que afecta desproporcionadamente a los más pobres y a la juventud negra de las periferias.
Asimismo, manifestamos nuestra total oposición a toda forma de violencia, ya sea derivada del narcotráfico o de las acciones de las milicias. Todo poder que se impone mediante la muerte y el terror es contrario al mensaje del Evangelio y a la dignidad de la persona humana.
La verdadera y duradera pacificación de las comunidades y favelas no se logrará con armas, sino con la realización de los derechos fundamentales. El camino hacia la reconstrucción reside en la firme inversión de las autoridades públicas en educación, salud, vivienda y programas de ciudadanía. Es necesario transformar estas comunidades no solo en lugares de supervivencia, sino en espacios de plena ciudadanía, donde la vida pueda florecer con dignidad y seguridad.
Que la Esperanza, núcleo de nuestra misión, sea una invitación a la paz para todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para que juntos podamos construir un país donde la vida, en su plenitud, sea el valor supremo. Como nos enseñó el Papa Francisco: No dejes que nadie te quite la esperanza.”

