Entre comunidades aisladas y necesidad espiritual

  • On 27 de octubre de 2025

OMPRESS-REPÚBLICA DOMINICANA (27-10-25) María Ángeles Valios y José María Sanz siguen enviando su “Diario de San Juan de la Maguana”. Este matrimonio de la diócesis de Alcalá, que pertenece a OCASHA-Laicado Misionero, va relatando su experiencia misionera en la República Dominicana.

“De nuevo encontramos un rato para escribir unas líneas desde este lugar, de una belleza indescriptible y al mismo tiempo con muchos retos por delante. Llevamos ya sobre las espaldas ocho semanas lectivas. Poco a poco vamos resolviendo las dificultades que surgen en el día a día del internado.

Tenemos ‘matriculados’ a 94 alumnos, de los cuales una docena se van a dormir a sus casas porque viven cerca y de los que viven lejos, algunos hermanos o primos comparten cama, para así poder acoger a todos los chavales que podamos. Tenemos nombrados a 21 maestros (14 maestras –que tienen que compartir un dormitorio con un solo baño y ducha– y 7 maestros que disponen de otro dormitorio). ¡Imaginaros la situación de incomodidad para todas las maestras!

Además del problema del espacio hay otro hándicap que es el traslado de los maestros, de la ciudad al Centro, porque, como ya os hemos comentando anteriormente, aquí solo se llega con camioneta de doble tracción (es decir, que es imposible que turismos particulares puedan subir estos montes). Se dispone de tres camionetas, por lo que hay que hacer dos tandas de viajes para llevar a todos los profesores (4 horas se tarda en llegar al centro educativo), así que hasta que no llega la segunda tanda no se puede empezar las clases, que suele ser ya después de la comida del lunes. Los alumnos también van llegando en el transcurso de la mañana, porque muchos vienen de comunidades que están a dos, tres y hasta cuatro horas andando.

Poco a poco se va normalizando el horario lectivo, aunque cualquier circunstancia trastoca el horario: las lluvias torrenciales que impiden a los alumnos llegar al centro por la crecida del río que tienen que atravesar, o alumnos que tienen que ayudar a sus padres a sembrar habichuelas… O por ejemplo esta semana mismo que hemos tenido que suspender las clases el miércoles e irnos todos a nuestras casas por la alerta roja del huracán Melissa, que se está acercando a Republica Dominicana.

Dentro de la rutina del centro, tenemos celebraciones especiales como por ejemplo la fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes (protectora del país), la bendición de dos nuevas aulas en el centro, o la misa de envío de los misioneros de las comunidades (actividades que se celebran en el centro y nos permiten participar en vivo de la Eucaristía).

También a nivel educativo, cada mes se escogen varias efemérides nacionales o internacionales para reflexionar sobre ellas. Ya hemos celebrado el día internacional de la Paz, el día internacional de la niña, el día de la raza (en España día de la Hispanidad), con diferentes actividades y dinámicas.

De vez en cuando tenemos visitas de grupos: por ejemplo de Cáritas dominicana que están visitando las comunidades, de una ONG de financiación belga llamada Guali, que busca fomentar en los alumnos una agricultura sostenible, tratando de que se comprometan a sustituir el cultivo de habichuelas (que daña el suelo y que implica que los campesinos van quemando el monte para poder sembrar) por el cultivo de café, aguacate y plátanos. La institución ha logrado que los alumnos de tercero y cuarto de secundaria dediquen una parte de la finca de sus padres a poner en práctica este cultivo sostenible y sean un ejemplo para los campesinos. Ya hay unos cuantos alumnos que han iniciado el proceso el curso pasado y ya han sembrado cientos de matas de café. Y este año esperan que otros alumnos sigan el ejemplo. No es nada fácil cambiar la mentalidad de los mayores, así que el sueño de la institución es que a través de los hijos, los padres y campesinos de las comunidades vean que el cultivo del café, aguacate y plátanos supone un respaldo económico y al mismo tiempo es un cultivo sostenible, ya que cuida del medio ambiente.

Nuestra tarea pastoral en las comunidades todavía no ha empezado, muy a nuestro pesar. Pero como nos ha dicho el padre Esteban (el misionero estadounidense que viene a celebrar la Eucaristía una vez al mes al Centro) que tengamos paciencia, que los primeros meses nos centremos en la marcha del internado y que más adelante ya iremos viendo con él y las dos misioneras brasileñas como nos coordinamos para visitar y atender las comunidades de donde proceden nuestros alumnos. Ni que decir tiene que debido al aislamiento de las comunidades hay una gran necesidad espiritual que cubrir, además de las muchas necesidades básicas que carecen.

Muchas gracias por vuestro cariño y oración, nosotros también rezamos por vosotros y esto es muy importante: es la esencia de la iglesia, sentirnos hermanos y unidos en la familia universal”.

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