Cada Avemaría es una semilla de amor y paz

  • On 1 de octubre de 2025

OMPRESS-TOGO (1-10-25) La Conferencia Episcopal de Togo ha pedido a todos los fieles católicos que se sumen a la iniciativa de un mes de oración por el país. Se trata, en el Jubileo de la Esperanza, de hacer que esa esperanza llegue a una sociedad que ha vivido situaciones tensas, con represión, protestas civiles y enfrentamientos violentos. Una situación que se agrava por la pobreza y la falta de servicios básicos. Así a partir de hoy comienza la iniciativa “10 avemarías por un país en paz”, que durará todo el mes.

Aprovechando el mes del Rosario, los obispos de Togo invitan “a redescubrir el poder de la intercesión maternal de la Virgen María. Rezar el Rosario es como inspirar el alma al ritmo del corazón de la Virgen María. El Rosario es una oración sencilla y eficaz: ilumina nuestras noches de esperanza, fortalece nuestros pasos en tiempos de prueba y abre un futuro mejor bajo la mirada de Dios. Cada decena del Rosario es una ventana a un misterio de la vida de Jesús: su humilde nacimiento, su luminosa misión, su pasión redentora, su gloria pascual. El llamado de San Pablo a ‘Orar sin cesar’ (1 Tes 5,17) no es solo un consejo, sino un estilo de vida. Orar sin cesar es mantener nuestro corazón vuelto hacia Dios en toda circunstancia; es permitir que la gracia riegue nuestra mente, nuestra vida personal, la de nuestras familias, nuestras comunidades y todo nuestro país”.

“Hoy más que nunca, añaden los obispos en el comunicado para impulsar esta iniciativa, “nuestra nación, Togo, necesita una oración intensa, sincera, ferviente y perseverante. Los numerosos desafíos sociales, políticos y económicos que enfrenta nuestro país y el nerviosismo acumulado no deben hundirnos en la desesperación ni oscurecer nuestros horizontes de bienestar, paz y alegría”. Por eso, “con renovada confianza en Dios, Dueño de la historia, que tiene en sus manos el corazón de los hombres y garantiza los derechos de los pueblos, hermanos y hermanas, intensifiquemos nuestra oración por nuestro país, no como una repetición mecánica, sino como un soplo vital. Cada ‘Ave María’ es una semilla de amor y paz sembrada en el campo de nuestra historia. El Señor, por intercesión de la Virgen María, transformará nuestras lágrimas en alegría y nuestras incertidumbres en esperanza”.

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