De Lituania a la India, el legado de un misionero

  • On 24 de septiembre de 2025

OMPRESS-INDIA (24-09-25) Hace cuatro siglos llegaba a la India el misionero jesuita Andrius Rudamina. Nacido en Lituania, fue literalmente el primer lituano en llegar al gran país asiático. Su labor y su testimonio han sido recordados por la archidiócesis de Goa y Damán con una exposición: “Peregrinación de la Fe”.

Andrius Rudamina (1596-1631) desembarcó en Goa el 22 de agosto de 1625, ocho décadas después de la llegada del primer misionero jesuita en llegar a aquellas tierras, San Francisco Javier. Con este motivo el pasado agosto, la embajadora de Lituania en la India, Diana Mickeviciene, el arzobispo de Goa y Damán, el cardenal Filipe Neri Ferrao, inauguraron la exposición y descubrieron una escultura del misionero, tallada en madera según las técnicas tradicionales lituanas, realizada por el artista Juozas Kalinauskas. En el evento también se presentó un libro del Ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Laimonas Talat-Kelpsa, sobre la historia del misionero. Con motivo de este acto el Papa León XIV enviaba un mensaje valorando su legado espiritual y cultural.

Nacido en el seno de una familia noble, Rudamina estudió en el colegio jesuita de Vilna. Estudió filosofía en Alemania y se matriculó en la Universidad de Lovaina, en Bélgica. Poco después, regresó a Vilna e ingresó en la Compañía de Jesús. En 1622, fue enviado a estudiar Teología a Roma. Rudamina escribió numerosas cartas y pidió a sus superiores ser enviado como misionero a Oriente. El padre Rudamina emprendió el viaje de Europa a Asia a los 29 años, junto con otros 11 jesuitas, en una época en la que los viajes intercontinentales eran largos y peligrosos. Al año siguiente de su llegada a la India, sirvió en monasterios, prisiones y hospitales antes de contraer malaria y ser trasladado a China. Su estancia en la India fue breve – estuvo solo ocho meses antes de partir hacia China – pero dejó un recuerdo de santidad y entrega a los enfermos y a los ancianos que atendía en el hospital de Goa. Rudamina pasó los años siguientes trabajando primero en Hangzhou y luego en Fuzhou. Murió de tuberculosis en China en septiembre de 1631. Ya en 2015, se dedicó una placa conmemorativa que recordaba al misionero jesuita.

El mensaje del Papa, firmado por el Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, decía: “Uniéndose a su acción de gracias a Dios Todopoderoso por el testimonio de este sacerdote misionero, cuya sólida fe católica todavía puede verse en la Lituania actual, su Santidad ruega que la celebración de tal generosidad y coraje al llevar el mensaje salvador del Evangelio a todos los pueblos aliente a muchos en nuestra época a responder con paciencia e ingenio similares a la tarea de la evangelización. Confía asimismo en que, al construir sobre los cimientos del celo misionero del padre Rudamina y su impresionante legado de diálogo e integración cultural, los cristianos de esta Iglesia local se sientan estimulados, especialmente en este año jubilar centrado en la esperanza, a fomentar el diálogo ecuménico e interreligioso que pueda servir de modelo para todos de armonía fraterna, reconciliación y concordia. Con estos sentimientos, el Santo Padre imparte cordialmente su bendición apostólica a los presentes, que extiende a los miembros de sus familias, como promesa de alegría y paz en Nuestro Señor Jesucristo”.

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