La Escuela Misionera de Ciudad Real en Javier
- On 9 de septiembre de 2025
OMPRESS-JAVIER (9-09-25) Los Grupos de Animación Misionera de la diócesis de Ciudad Real, verdadera columna vertebral del compromiso misionero de la diócesis, han realizado este agosto una “Javierada”, convirtiendo su habitual Escuela Misionera de verano en una oportunidad de peregrinación y de renovación misionera.
Cada año la diócesis ciudadrealeña ha estado organizando, normalmente en la semana de la fiesta de la Asunción, la Escuela Misionera de Verano, destinada a la formación de los Grupos de Animación Misionera (GAM) de las parroquias, a los responsables de la iniciación cristiana de niños y jóvenes, a jóvenes confirmados y a todos aquellos interesados en compartir una experiencia de convivencia, formación y oración.
Tras tres décadas de fidelidad a esta cita, este año los participantes a esta escuela han querido seguir los pasos de San Francisco Javier desde Pamplona hasta su ciudad natal, la “Javierada”, precisamente en el puente de la Asunción de la Virgen María. “Cada día”, explican desde la Delegación de Misiones, “hemos tenido la oportunidad de compartir una sana convivencia en familia, superando juntos las adversidades del camino, rezando por las mañanas y celebrando la Eucaristía por las tardes. Eucaristías muy especiales como la que vivimos en la capilla del Castillo de Javier, a los pies de la figura imponente del Cristo de Javier”. Han podido conocer además el testimonio de las Misioneras de Cristo Jesús, una congregación presente y nacida en la patria chica del santo misionero. Religiosas a las que la misión las ha llevado a Asia, África y América.
Los participantes señalan que “esta experiencia ha sido muy enriquecedora, hemos estado en la casa de uno de los patronos de las Misiones, San Francisco Javier, y hemos regresado con las ‘pilas cargadas’ a nuestros pueblos, para compartir esta experiencia en nuestras comunidades y seguir trabajando en la Animación Misionera en nuestras parroquias”. Han recordado la frase del santo, “Si no consigo barco, iré a nado”, añadiendo: “Que esta frase del Santo, nos infunda fuerza, ilusión y compromiso para no olvidarnos nunca de la importancia de compartir el Evangelio con los que nos rodean”.