Hablamos con Judit Chavoya, superiora general de las Adoratrices Perpetuas Guadalupanas, sobre la nueva fundación que están haciendo en Sudán del Sur
- On 27 de junio de 2025
La hermana Judit Chavoya, superiora general de las Adoratrices Perpetuas Guadalupanas, habla de la nueva fundación que están haciendo en Sudán del Sur. Esta congregación de fundación mexicana ha sentido la necesidad de compartir de su pobreza saliendo a la misión, impulsadas por su espiritualidad eucarística.
En la entrevista que puede verse aquí, la hermana Judit cuenta cómo su carisma, como se ve en su mismo nombre, Adoratrices Perpetuas Guadalupanas, es la adoración al Santísimo Sacramento: “Nuestro deseo es que más y más personas en el mundo se sientan amadas por Jesús, en la Eucaristía le adoren y estén muy cerca de Él; tengan la experiencia de un Dios que nos llena, un Dios vivo”. Nacidas en México, han querido abrirse a otras tierras, de ahí la fundación de una nueva misión en Sudán del Sur. “Nuestra madre fundadora”, cuenta la hermana, “es María de las Mercedes de la Santísima Trinidad Méndez Pérez Gil, nacida en Michoacán, México”. Era una mujer “que tenía un gran amor al Santísimo Sacramento y en el momento que conoce a las Adoratrices Perpetuas que había en Roma encuentra mucha afinidad”. La única diferencia es que incorporó la vida activa y vio en “la educación una manera de difundir el amor al Santísimo Sacramento”. Le tocaron años muy difíciles, como fueron los de la guerra cristera, cuando “muchas congregaciones, muchos sacerdotes, muchos obispos, tuvieron que trasladarse a Estados Unidos para ponerse a salvo ante la situación”. Como superiora general de la congregación que fundó la Madre Mercedes, la hermana Judit encuentra en ella inspiración en “su valentía, su pasión por llevar a Jesús Eucaristía, a donde el Espíritu Santo nos vaya guiando”. Y es que está convencida de “que no hay misión sin la Eucaristía. La Eucaristía es ese encuentro con Jesús vivo que nos permite, así como a la Magdalena, ir a gritar a los demás que Cristo está vivo y que vale la pena tener un encuentro con Él”.
La congregación cuenta con 21 comunidades en México, 17 colegios, y la comunidad de San Antonio, en Texas, con una guardería kínder”. Aunque han disminuido las vocaciones, cuentan en la actualidad con 150 religiosas. Fue en diversos capítulos generales de esta congregación cuando surgió la necesidad de salir, de ir más allá. El destino debía ser África o Asia y fue entonces, cuando se encontraron con la comunidad misionera de San Pablo Apóstol, que necesitaba apoyo para sus escuelas en Sudán del Sur. Las hermanas esperaron la invitación oficial, para analizarla y ponerla ante el Señor”. Junto al apoyo de esta comunidad misionera también les han brindado su experiencia los Misioneros Javerianos. Sudán del Sur, cuenta la hermana Judit, “es un país con muchísima necesidad. Yo creo que entre los países de África este es uno de los que tiene mayor necesidad”. Pero han encontrado fuerza también en su espiritualidad guadalupana. La Virgen de Guadalupe, “nuestra Madre de Guadalupe, es la misionera por excelencia y ahí sentimos que es donde encaja el ser misioneras”.
Tras la llegada de la invitación oficial a la fundación en Sudán del Sur, se visitó el país y se presentó un informe a toda la congregación. Se lanzó además la invitación a todas las religiosas, para que analizaran su situación y en la medida de lo posible se ofrecieran voluntarias. Salieron 19, que para las religiosas, por la fecha de su fiesta, es el número de San José. Estas hermanas literalmente dijeron: “Si me mandan, mañana yo me voy”. La hermana Judit cuenta que en Sudán del Sur hay muy pocas religiosas de todas las congregaciones, solo unas 120. Por eso, aunque “a lo mejor en México quisiéramos tener mucho más, ¿por qué no dar a alguien que también nos necesita? Es abrirnos para dar de nuestra pobreza a quienes también lo necesitan”. Además, está segura de que “nosotras recibiremos más de ellos de lo que podremos darles”.
Se establecerán en la misión de Ave María, en Sudán del Sur, que es donde están los misioneros: “Nosotras estamos destinadas a Sorchubu que está a 6 km de esta misión. La dinámica no es que vayamos a llegar y hacernos cargo de las escuelas. Necesitamos primero inculturarnos un poco, aprender de la cultura”. Tras un año, empezarán de lleno el trabajo educativo y harán una labor más directa. La hermana Judit está convencida de que no van solas, “hay muchísimas personas que nos están sosteniendo con su oración”. Además, “la valentía sale del Santísimo Sacramento. Cuando tú en verdad te encuentras con Él, transforma tu vida y no puedes quedarte quieta. Él es el que te mueve”.