Centenario de la canonización de Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones
- On 19 de mayo de 2025
OMPRESS-LISIEUX (19-05-25) El 17 de mayo de 1925 era canonizada en Roma, por el Papa Pío XI, Santa Teresa del Niño Jesús. Con este motivo el Santuario de Lisieux organizaba este fin de semana tres días de celebraciones en honor de quien escribió “Historia de un alma”, la suya, el cuarto libro más distribuido de todos los tiempos.
El viernes por la tarde, tuvo lugar uno de los momentos más fuertes de este fin de semana espiritual, la gran procesión de las reliquias de Santa Teresita, llevadas en el relicario principal, que contiene todos sus huesos, cuidadosamente conservados en el Carmelo de Lisieux. La procesión, tras salir de la capilla del convento en el que vivió la santa, recorrió las calles de Lisieux, con una parada en la catedral de la ciudad normanda, para finalizar en la Basílica, donde han estado expuestas las reliquias todo el fin de semana. Un fin de semana en el que se han sucedido los momentos de oración – como la lectura meditativa de cartas de Santa Teresa–, conferencias – “La publicación de los manuscritos de Teresa en 1898, primera etapa de un huracán de gloria” y diversas actividades que culminaban con la Misa en la Basílica ayer domingo.
Teresa Martin nació en Alençon, en Normandía, en 1873. La menor de las cinco hijas de Luis Martin y María Celia Guérin, santos también, y el primer matrimonio en ser canonizado a la vez. Entró en el Carmelo de Lisieux en 1888, con sólo 15 años y tres meses. Teresa, enferma de tuberculosis, fallecería nueve años después, en 1897. Sus notas, escritas por orden de sus superioras, se publicaron bajo el título “Historia de un alma”. En esta “historia”, la joven Teresa narra las secuencias de su historia de amor con Jesús desde su infancia hasta su muerte. Con sencillez se presenta como uno de los pequeños del Evangelio que se deja guiar por Dios en las profundidades de su misterio. Una guía para todos, que la ha convertido en doctora de la Iglesia, porque la “ciencia de los santos”, de la que habla en la última página de la “Historia de un alma”, es la ciencia más alta. Publicada póstumamente, ha sido traducida a más de 50 idiomas y se han vendido más de 500 millones de ejemplares en todo el mundo. Es el cuarto libro más distribuido de todos los tiempos, prueba de la universalidad de su testimonio.
Fueron los misioneros y la Iglesia en Canadá los primeros en proponer la beatificación de la joven carmelita. Hicieron llegar a la Santa Sede 12 volúmenes, con varios miles de firmas y testimonios de todo tipo apoyando su petición. A este primer impulso llegado desde Norteamérica se sumaron después numerosos apoyos venidos sobre todo de los territorios de misión donde la figura de Teresa del Niño Jesús abría los corazones y respaldaba el anuncio del Evangelio. Su beatificación tuvo lugar el 29 de abril de 1923. El mismo año de la canonización, en 1925, volvían a insistir los obispos canadienses con un informe que recogía la sorprendente “lluvia de rosas” que se había hecho realidad como había prometido Teresa: gracias, curaciones, peticiones atendidas, intervenciones celestiales… En este informe pedían su canonización, sino que fuera proclamada Patrona de las Misiones de Canadá.
Para empezar, tras su canonización, Santa Teresa del Niño Jesús fue nombrada por Pío XI, Patrona de la Obra de San Pedro Apóstol para el Clero Nativo –una de las actuales Obras Misionales Pontificias– y, en 1927, Patrona de las Misiones, no solo las de Canadá, junto a san Francisco Javier. Entre 1925 y 1927 se había consultado a los obispos de los territorios de misión sobre este patronazgo y la respuesta y el apoyo fue abrumador. Setenta años después, en el Día del Domund de 1997, un 19 de octubre, el Papa San Juan Pablo II la proclamaba Doctora de la Iglesia.