La “sencilla” historia de Soumaila, una niña de Níger
- On 9 de abril de 2025
OMPRESS-NÍGER (9-04-25) El misionero Rafael Marco, de la Sociedad de Misiones Africanas, comparte un nuevo mensaje. Es un relato escrito por Dieudonné, uno de sus compañeros en su misión de Níger. Es una historia más de una muchacha ciega, de las aquellas que llegan al proyecto para niños invidentes. Pero, como reconoce el misionero, “han sido ellas precisamente las que más nos han animado, nos han dado fuerzas e impulso para seguir luchando con ellas para que alcancen toda la autonomía posible y dignidad. Verlas sonreír o esforzarse por escribir en Braille o hacer una pulsera o un tejido es el mayor placer, que nos ayuda a superar todas las dificultades que podemos encontrar en estos trabajos y en el país más pobre de la tierra”. Por otro lado, informa que la operación de Ramatu, otra de estas niñas cuya su historia dio a conocer hace un mes, ha sido todo un éxito y dentro de unas semanas se operará del otro ojo.
“Se llama Soumaila Rabi”, escribe Dieudonné, “tiene 14 años y nació ciega en Gorubangu, un pueblo a 10 km de Dosso y es la mayor de una familia de seis hijos, huérfana de padre desde los 6 años. Rabi tuvo una infancia difícil porque desde muy pequeña tuvo que hacerse cargo de toda su familia pidiendo limosna en la ciudad. Es lo que le había pedido su madre, que se fuese todas las mañanas a Dosso acompañada de su hermana pequeña como guía y regresase por la tarde con comida o algún dinero para comprarla.
En estas idas y venidas conocen a Aïssatu, la mamá de Biba, una chica ciega que casualmente es una de nuestras alumnas. Después de una larga conversación, la mamá de Biba decide ir a visitar a la mamá de Rabi para que deje de mendigar y pueda ir a la escuela, estudiar y poder hacer algo por ella misma. Allí se encuentra con la mamá de Rabi y le propone acoger a su hija en su casa y que pueda ir después con Biba a estudiar en el centro Zankey Hamburiya (nuestro centro de Dosso) para estudiar y aprender un oficio. La mamá acepta con la condición de que vaya a la escuela por la mañana, pero por la tarde se dedique a mendigar y le envíe el fruto de su trabajo todos los días. No era lo ideal, pero se vieron obligados a aceptar el trato. El resultado fue que Rabi no pudo seguir bien sus estudios y finalmente abandonó la escuela.
Pero una mañana, acompañados por la Sra. Hadjara, formadora de nuestro centro, decidimos ir juntos al pueblo de Rabi para hablar con su madre y convencerla de que dejara estudiar a su hija y pudiera aprender un oficio dada su corta edad. La conversación fue larga, muy larga, pero finalmente accedió después de que Rabí participara en la conversación mostrando claramente su deseo de estudiar y dejar la mendicidad. Así es como Rabi volvió a Dosso con nosotros, se inscribió en el centro Zankey Handuriya y actualmente vive feliz en la casa de su amiga Biba cuya madre las cuida a las dos como a sus hijas y las dos se lo pasan en grande.
Después de esta experiencia decidimos visitar casa por casa diversas familias para encontrarnos con niños ciegos que sus padres tenían ocultos con el fin de mostrarles la posibilidad que tienen de estudiar, aprender un oficio y desarrollar sus capacidades. Que Dios siga alimentando nuestra vocación y ánimo en este objetivo que nos hemos dado de ayudar a los niños ciegos a vivir una vida con mayor autonomía y dignidad”.