La conversión de una enfermera vietnamita

  • On 11 de marzo de 2025

OMPRESS-VIETNAM (11-03-25) Una enfermera vietnamita, antiguo miembro del Partido Comunista, será bautizada durante la Vigilia Pascual de 2025 en la parroquia de Cam Lo, en la provincia vietnamita de Quang Tri. La catecúmena –en su momento fue recibida como tal– cuenta su testimonio y la historia de su conversión. Un testimonio que forma parte de una serie, “Cristo llama, los asiáticos responden”, que publica la agencia Ucanews cada año durante la Cuaresma.

Dau Kieu Giang, una enfermera de 43 años, ex atea y ex miembro del Partido Comunista Vietnamita, se prepara para recibir el bautismo en esta Pascua de 2025. Cuenta cómo descubrió el catolicismo en 2021 mientras dirigía un equipo de 14 personas que trataba a pacientes con Covid-19 en un hospital público de la provincia de Quang Binh. Entre sus pacientes había un niño de 5 años en estado crítico y aislado. “Un día, su madre, católica, me rogó que bautizara a su hijo gravemente enfermo”, explica la enfermera a Ucanews. Lucía Vu Thanh Nhan, la madre, incapaz de hacerlo ella misma porque su hijo estaba aislado, le explicó a la enfermera cómo proceder. De hecho, según el derecho canónico de la Iglesia en ausencia de ministro ordinario, “confiere lícitamente el bautismo el catequista u otra persona designada para este oficio por el Ordinario del lugar, e incluso, en caso de necesidad, cualquier persona que actúe con la intención requerida” (Canon n. 861 CDC).

Dau Kieu Giang, comunista convencida en aquel momento, se negó a hacerlo, al menos al principio. “En ello solo vi superstición”. No obstante, reconocía, “me entristeció ver que el pequeño tenía dificultad para respirar. Me lo imaginé soñando con tener a su madre cerca de él para consolarlo. Así que finalmente decidí cumplir con la petición de la madre, esperando que eso calmara al niño”. Su supervisora la sorprendió vertiendo agua bendita y haciendo la señal de la cruz en la frente del niño. La dirección del hospital la acusó entonces de utilizar su cargo para difundir supersticiones en el trabajo: “Se negaron a aceptar mi explicación, a pesar de que dije que lo hice para aliviar al niño y a sus padres”.

Tras el fin de la pandemia en 2022, la transfirieron a una clínica remota cerca de la frontera con Laos, una medida punitiva disfrazada de reasignación. El nuevo trabajo fue un desafío y requirió que viajara más de 100 kilómetros por sinuosas carreteras de montaña en motocicleta para llegar a su lugar de trabajo. También sufrió varios ataques de malaria. “Tras unos meses no pude soportarlo más y me vi obligada a dimitir”, cuenta Dau. Después de eso, trabajó en un servicio de lavandería en Dong Ha. Pero se fue después de dos meses sin recibir ningún salario.

Poco después, en una boda, se reencontró con la familia del niño que había bautizado. “Al ver lo difícil que era mi situación, me ayudaron a montar una pequeña tienda de cosméticos para poder salir adelante”, explicaba. Lucía Nhan, la madre del niño, que dirige un negocio en Laos, estaba decidida a mostrar su gratitud por lo que había hecho por su hijo: “Pasó por mucho, todo porque ayudó a bautizar a mi hijo, que sobrevivió gracias a ella”. Lucía Nhan y Dau Kieu Giang se hicieron amigas. Lucía le explicó la fe católica y las diferencias entre el catolicismo y otras denominaciones cristianas, y la apoyó con recursos espirituales en línea y películas católicas. Dau, decidida a abrazar la fe, empezó a recibir clases de catecismo. Las dos amigas eran conscientes de que el camino del Señor para Dau fue aquel bautismo en el hospital. En diciembre, Dau Giang se unió a un curso de cinco meses impartido por religiosas locales. Gracias a este curso ha podido recibir la doctrina católica, la moral cristiana y la historia de la salvación junto a otros cuatro catecúmenos. Dau Giang ha elegido a Lucía como madrina de su bautismo, que recibirá durante la Vigilia Pascual en la parroquia de Cam Lo. Explica además que está conmovida por la generosidad de los católicos que la recibieron con los brazos abiertos y la apoyaron tanto económica como espiritualmente. “Me enseñaron que ayudar a alguien necesitado es como ayudar a Dios mismo. Lo he experimentado, la fe es la presencia de Dios en mi corazón. Me ayuda a practicar la bondad y el perdón y a vivir en paz”.

Explica también que sus padres no están al tanto de su decisión de hacerse católica. Tampoco ha querido dar a conocer su resolución de bautizarse a quienes la rodean, por temor a que la noticia sea un shock para alguno de sus familiares. Y explica que “siento que Dios camina a mi lado. Es la mejor decisión de mi vida. Creo que si Dios me ha guiado a su Iglesia, encontrará la manera de acercar a mi familia a Él”.

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