El poema de Infancia Misionera de una “niña” de 84 años

  • On 21 de enero de 2025

OMPRESS-SEVILLA (21-01-25) Doña Esperanza recuerda con mucho cariño cómo, en su niñez, celebraban con alegría Infancia Misionera, al igual que tantos niños de hoy. Fue en aquella época cuando aprendió de memoria un poema de la Santa Infancia (se puede escuchar su voz al recitarlo) que recoge muy bien qué es esta Obra Pontificia.

Esperanza Mena Sáenz tiene 84 años, es sevillana, y recuerda cómo siendo niña se aprendían este poema mientras vivían las diversas actividades, la jornada y la campaña de la entonces Santa Infancia, hoy conocida como Infancia Misionera. Aquí se puede escuchar su voz, y alegrarse de la buena memoria de Doña Esperanza, quien se ha sentido misionera desde pequeña

Este es el texto de la “Santa Infancia”:

No luce así en su rosal

una rosa en el jardín

como luce el pequeñín

en su seno maternal.

En él tiene su fortuna

y el niño vive contento,

pues tiene allí su aliento

y su blandísima cuna.

Y si el sufrimiento le agobia,

la madre el dolor reprime

con un beso que le imprime

en sus mejillas de rosa.

Vedlo; ved al pequeñuelo

cuando sus párpados cierra.

El niñito de la tierra

parece un ángel del cielo.

¿Y no es que es verdad, María?

¿Qué regazo maternal

puede haber tan ideal

como el tuyo, Madre mía?

¿Dónde encontrar una flor

cual la flor de tu cariño?

¿Dónde un niño cual tu Niño?

¿Dónde amor como tu amor?

Yo no sé si es de anhelo

o mi alma de amor delira,

pero creo que nos mira

con amor tu pequeñuelo.

Se me antoja que nos llama

con sus ojos, con sus manos;

que nos llama sus hermanos

y nos dice que nos ama.

Tú, que entiendes de cariño,

dile a Jesús, mi Señor:

“Niño, ¿es verdad que tu amor

lo tienes puesto en los niños?”

¿Qué dice? ¿Dice que sí?

¡Ah, cuán bien lo adiviné

desde que al Niño miré

y me miró el Niño a mí!

Es que el alma siempre pura

en la niñez es espejo

donde se pinta el reflejo

de la divina hermosura.

Niños, venid, que el Niño nos llama,

al chino y al africano,

al indio, al pobre y al rico,

este niño pequeñico

es de todos el hermano.

Jesús, nuestras oraciones,

nuestras limosnas sencillas,

harán que a Ti de rodillas

te adoren esos millones.

¡Misioneros, con tesón

salid al campo a sembrar,

que todo lo ha de alcanzar

la limosna y la oración!

¡Que salgan de su ignorancia

y que a la luz de la fe

vengan a besar el pie

del rey de la Santa Infancia!

Nos da la madre un abrazo;

Jesús, su amor y cariño.

Dulce es vivir con el niño

de María en el regazo.

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