14 misioneros asesinados en el año 2024

  • On 8 de enero de 2025

OMPRESS-ROMA (8-01-25) Cada inicio de año la Agencia Fides de las Obras Misionales Pontificias presenta su informe de misioneros y agentes de pastoral asesinados en los doce meses anteriores. En los últimos años África y América se han alternado como el continente con mayor número de víctimas. En 2024, dos sacerdotes murieron tras violentos ataques también en dos países europeos, España y Polonia. Según la Agencia Fides, entre 2000 y 2024, 609 misioneros y agentes pastorales han sido asesinados.

En 2024, 14 agentes de pastoral católicos fueron asesinados en el mundo, 9 sacerdotes y 5 laicos, por debajo del año anterior en que lo fueron 20. Fides precisa que la lista no se refiere solo a los misioneros ad gentes en sentido estricto, sino a todos los católicos implicados de algún modo en obras pastorales y actividades eclesiales que han muerto de forma violenta, aunque no expresamente “por odio a la fe”. Por este motivo no se utiliza el término “mártires”, excepto en su significado etimológico de “testigos”.

De 2000 a 2024, el número total de misioneros y agentes pastorales asesinados fue de 609, todas personas que, como asegura el informe, “no estaban en el punto de mira por obras o compromisos sensacionales”, trabajaban dando testimonio de su fe en su vida cotidiana. Yendo más atrás en el tiempo, en la década 1980-1989, 115 misioneros perdieron la vida de forma violenta, cifra que no es completa porque recoge solo los casos confirmados. Entre 1990 y 2000, un total de 604 misioneros fueron asesinados. Un número muy superior al de la década anterior, debido también al genocidio en Ruanda, con al menos 248 víctimas. En los años 2001-2022 el número total de agentes pastorales asesinados fue de 544.

En África, en 2024, fueron asesinados siete misioneros, dos de ellos en Burkina Faso: el voluntario François Kabore fue asesinado el 25 de febrero de 2024 en Essakane durante el ataque de un grupo yihadista mientras dirigía un momento de oración con la comunidad de lugar. El otro agente pastoral asesinado en Burkina Faso fue el catequista Edouard Zoetyenga Yougbare, secuestrado y asesinado cerca de Saatenga, en la diócesis de Fada N’Gourma, en el este del país. Murió entre el 18 y 19 de abril. En Camerún, la tarde del 7 de octubre, en Yaundé, fue asesinado el padre Christophe Komla Badjougou, sacerdote togolés Fidei donum. El sacerdote fue asesinado a tiros frente a la puerta de la casa de las Misioneras del Inmaculado Corazón de María en un barrio de la capital. El 27 de septiembre, Edmond Bahati Monja, coordinador de Radio María/Goma, falleció en Goma, capital de Kivu del Norte, provincia del este de la República Democrática del Congo. Fue asesinado a tiros por hombres armados cerca de su casa en el distrito de Ndosho. Bahati había llevado a cabo investigaciones sobre la violencia de los abundantes grupos armados que asolan la región. En Sudáfrica fueron asesinados dos sacerdotes, ambos por disparos y con poco más de un mes de diferencia. El primer asesinato ocurrió el 13 de marzo. La víctima era fue el sacerdote de origen zambiano William Banda, de la Sociedad de San Patricio para las Misiones Extranjeras (Padres Kiltegan). Fue asesinado a tiros mientras se preparaba para celebrar misa en la Catedral de Tzaneen. Su muerte tuvo lugar un día después del asesinato de tres monjes ortodoxos en un ataque con cuchillo el 12 de octubre en un monasterio en Cullinan, a unos 30 kilómetros al este de Pretoria. El otro sacerdote católico asesinado en Sudáfrica fue el padre Paul Tatu, religioso estigmatino. El 27 de abril, el padre Paul recibió un disparo en la nuca en su automóvil. El 26 de diciembre fue tiroteado también, en la diócesis de Nnewi, en Nigeria, el padre Tobias Chukwujekwu Okonkwo. El sacerdote fue detenido y asesinado por un grupo de personas no identificadas mientras conducía por la autopista Onitsha-Owerri, en Ihiala. El sacerdote asesinado, señalaba un comunicado de su diócesis, no solo era un sacerdote muy apreciado, también era farmacéutico, un profesional al servicio de la salud pública. Dirigía diversas instalaciones sanitarias, como las escuelas de enfermería y obstetricia y el laboratorio médico del hospital Nuestra Señora de Lourdes de Ihiala.

En el continente americano cinco agentes pastorales han sido asesinados este pasado año. En Colombia, el 4 de junio, fue asesinado el padre Ramón Arturo Montejo Peinado, párroco de San José de Buenavista, brutalmente asesinado. En Ecuador, un sacerdote diocesano de 53 años fue encontrado muerto cuatro días después de su desaparición. El cuerpo del padre Fabián Enrique Arcos Sevilla, fallecido el 30 de octubre, fue encontrado la tarde del 3 de noviembre en la provincia de Cotopaxi, cerca de un vertedero. El 14 de septiembre, Juan Antonio López, de 46 años, casado y padre de dos hijas, coordinador de la pastoral social de la diócesis de Trujillo y miembro fundador de la pastoral de ecología integral en Honduras, fue asesinado a tiros mientras se encontraba en su automóvil tras participar en la celebración eucarística en la colonia Fabio Ochoa en el municipio de Tocoa, ciudad donde también fue concejal, a unos 300 kilómetros de la capital Tegucigalpa. El crimen ocurrió pocas horas después de una conferencia de prensa en la que Juan Antonio López, junto a otros líderes comunitarios, denunciaron presuntos vínculos entre miembros de la administración municipal de Tocoa y el crimen organizado. En México, un sacerdote indígena, párroco del barrio Cuxtitali de San Cristóbal de las Casas, el padre Marcelo Pérez Pérez, fue asesinado después de celebrar misa en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, también en San Cristóbal de las Casas. Dos sicarios a bordo de una motocicleta alcanzaron el coche en el que se encontraba el padre Marcelo y lo mataron a tiros la mañana del domingo 20 de octubre. En Brasil, el domingo 8 de diciembre, un colaborador parroquial fue asesinado de un disparo en la cabeza cuando se dirigía a misa. Steve Maguerith Chaves do Nascimento, de 43 años, casado, padre de una niña de 6 años, trabajó como arquitecto y participó en la obra de anuncio del Evangelio y en las obras de caridad de la parroquia Nossa Senhora da Cabeça. El crimen ocurrió dos minutos antes de misa. Dos hombres en moto se acercaron a su coche y uno de los dos asesinos le disparó a la cabeza.

En Europa, en 2024 se registró la muerte por asesinato de dos sacerdotes. Juan Antonio Llorente, fraile franciscano de la Inmaculada, fue asesinado en su monasterio de Gilet, Valencia. El 9 de noviembre, un hombre armado con un palo y una botella de vidrio entró al convento gritando “Yo soy Jesucristo” y comenzó a golpear a todos los frailes que encontró a su paso. Varios franciscanos resultaron heridos y todos fueron trasladados al hospital de Valencia. Aquí, después de dos días, murió el padre Juan, de 76 años, a causa de los fuertes golpes que recibió en la cabeza. También en noviembre fue asesinado en Polonia el padre Lech Lachowicz. El sacerdote de 72 años fue atacado la tarde del domingo 3 de noviembre por un hombre que irrumpió en la rectoría armado con un hacha para robarle. El sacerdote murió en el hospital después de casi siete días de agonía, el 9 de noviembre.

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