El misionero que rescata niños de las mafias de la trata

  • On 10 de diciembre de 2024

OMPRESS-PERÚ (10-12-24) El padre Ignacio María Doñoro es un misionero español, de la diócesis de Cuenca, que lleva adelante en Perú un proyecto que él mismo ha fundado, “Hogar de Nazaret”, un proyecto al que le llevó la Providencia y que tiene como objetivo rescatar a niños víctimas de la trata.

El padre Doñoro cuenta, en una entrevista concedida a las Obras Misionales Pontificias, que era capellán militar, y “de una manera muy providencial me encuentro un caso de un niño que le han vendido sus padres para tráfico de órganos”. Se decidió a rescatar a ese niño y “me hice pasar por traficante de una manera muy fácil”. Tras rescatarlo, se dio cuenta de la problemática: “No acababa de creer que había otro mundo detrás del que vivíamos nosotros. Y eso continuó en el Salvador, después continuó en Colombia, después pasamos a Tánger, a Mozambique, etc. hasta que un día pues hace ya 14 años, después de haber hecho muchas plataformas, asociaciones, fundaciones, te das cuenta de que no se trata de dar un dinero, de organizar cosas, que también es importante dar dinero, organizar cosas, sino que era mucho más importante el darse, el desgastarse”.

Este sacerdote misionero sintió que la vida era demasiado corta y que lo que importa es entregarla, que es lo hace Jesús. Así que decidió irse al último rincón del mundo. Tenía que ser un sitio “donde la persona no vale nada, donde había tráfico de personas”. Así fue como marchó a Madre de Dios, en Puerto Maldonado, en Perú, si bien en la actualidad está en la zona de la Prelatura de Moyobamba, una zona mucho más tranquila, pero “donde hay una pobreza material que te evoca una pobreza moral terrible” y “también a la vez, donde jamás ha llegado un sacerdote”. De hecho el cambio estuvo motivado por una agresión y secuestro que sufrió a manos de traficantes, donde casi acaban con su vida.

Hogar de Nazaret, cuenta el padre Doñoro, trabaja con los más pobres de entre los pobres, con los “miserables”, aquello “que no saben amar y entonces incluso te roban, te denuncian, te asaltan”. Si se le pregunta por qué lo hizo: “Bueno, se puede resumir en una frase que puede ser el título de una canción, lo hice por amor”. Porque cuando estás enamorado haces cualquier cosa “y yo confieso que estoy increíblemente enamorado de Dios y cada vez más. Entonces mi padre siempre me decía Hijo mío, si tu mujer te dice que te tires por la ventana, procura vivir en un primer piso o en un bajo”. Hay que decirle al Señor, “donde tú quieras, como tú quieras, y entonces el Señor te lleva a donde tú no quieres, a lo que no te apetece, a lo que no te gusta”.

El misionero cuenta que entre todos los sacerdotes de la Prelatura de Moyobamba, que más o menos somos unos 40, atienden a un centenar de comunidades que llaman caseríos. Cuando uno de estos sacerdotes encuentran un caso “que son de película, pero de auténtica película o de telediario, aunque abriría todos los telediarios”, los llevan al Hogar de Nazaret. “Llegan totalmente rotos, llegan con leishmaniosis, una enfermedad parecida a la lepra con infecciones, carne podrida… y llegan con el alma rota, con historias increíbles”. El método de cura es que “vengan a Jesús” porque “estamos totalmente convencidos que Él los va a sanar, esto no lo imaginas, es un milagro”.

Y así “cuando una persona se siente amada, se siente imprescindible, se siente única, se siente irrepetible, se siente que es especial, el cambio no solamente es interior, sino que cambia, también es físico, porque somos una unidad. La persona. Entonces te encuentras en una casa que no es un orfanato, que no es una casa triste, sino que hay una alegría espectacular, hay un cariño espectacular”. Es lo que ocurre “en estas casas que tenemos unas para niños y otra para niñas”, donde Jesús es uno más. “Entran en la casa, saludan a Jesús, se van de la casa, se despiden de Jesús por la mañana, se levantan y lo primero que hacen es tener la oración de la mañana”. También es espectacular cómo viven la Misa.

El padre Doñoro lo tiene claro: “Es Jesús al que estamos dando de comer, es Jesús el que está al que lo han violado, es Jesús al que le han machacado. Es Jesús el que llega roto y es Jesús el que juega al fútbol”. Y de ahí la pregunta: “¿Jesús, eres feliz conmigo? ¿Jesús, estás contento?”. Por eso, el “objetivo del hogar de Nazaret es consolar el corazón de Cristo. Porque la pasión de los niños crucificados es una continuación de la Pasión de Cristo”.

Aquí el vídeo de la entrevista.

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