“Mama Antula” ya es patrona de las Misiones en Argentina

“Mama Antula” ya es patrona de las Misiones en Argentina

  • On 15 de noviembre de 2024

OMPRESS-ARGENTINA (15-11-24) El Dicasterio del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha hecho llegar al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina el “decreto que confirma la elección de Santa María Antonia de San José de Paz y Figueroa como Patrona apud Deum de las Misiones en Argentina”.

Las Obras Misionales Pontificias han celebrado “con inmensa alegría” ese reconocimiento de la Santa Sede, para esta santa, más conocida como “Mama Antula”. “Su vida de entrega y su incansable amor por llevar el Evangelio a todos son inspiración para nuestra misión. Que ella nos guíe y fortalezca en el camino de anunciar a Cristo con pasión y fe”, señalan desde las mismas en declaraciones a los medios de la Conferencia Episcopal Argentina.

María Antonia de Paz y Figueroa nació en Villa Silípica, actual provincia de Santiago del Estero, en el año 1730. Perteneciente a una familia con un alto poder adquisitivo, recibió la educación que se les daba a las mujeres de las familias acomodadas, la cual acentuó en ella su inclinación a la vida religiosa. A los 15 años, decidió dar un giro a su vida y abandonó su casa, para acompañar a los jesuitas como “beata” de la Compañía de Jesús, para lo cual hizo sus votos y vistió el hábito correspondiente, consagrándose a la oración y al apostolado. Luego, comenzó a asistir a los ejercicios espirituales en un convento jesuítico, donde aprendió a organizarlos.

Muy comprometida con la evangelización de los pueblos originarios santiagueños –hasta el punto de que les enseñó la Palabra de Dios, a leer, a escribir y a perfeccionar técnicas de ganadería y agricultura–, la futura santa fue bautizada por los indígenas como “Mama Antula” (expresión quechua equivalente a “Mamá Antonia”). También, mantuvo un gran compromiso en la defensa de los derechos y la dignidad de las personas afroamericanas, que eran esclavizadas y vendidas como mercancía, luchando también por la dignidad de los otros pueblos y etnias más relegados.

Cuando los jesuitas fueron expulsados de América en 1767, “Mama Antula” sintió que debía continuar con la práctica de los ejercicios espirituales que ellos realizaban, en pro de la salvación de las almas. Fue entonces cuando empezó su “misión en salida”, para lo cual eligió el nombre de María Antonia de San José y reunió a un grupo de mujeres jóvenes, que pasaron a hacer vida en común, rezando, ejerciendo la caridad y colaborando de forma más bien clandestina con los padres jesuitas. De hecho, la amistad con los miembros de la Compañía de Jesús la siguió manteniendo a través de cartas, mientras continuaba su tarea evangelizadora en las parroquias de Salavina, Soconcho y Silípica. Su figura ya era familiar, siendo popularmente conocida también en su pueblo de origen como “Mama Antula”.

Con autorización del obispo del Tucumán, Juan Manuel Moscoso y Peralta, “Mama Antula” realizó una gran gira evangelizadora, predicando por todo el territorio diocesano. Así, recorrió las actuales provincias argentinas de Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja. En 1777, llegó a Córdoba y, finalmente, arribó a Buenos Aires en septiembre de 1779. La provisión episcopal concedida le permitía solicitar limosnas, pudiendo fundar casas de recogimiento y organizar ejercicios espirituales.

A lo largo de su peregrinación por los caminos y lugares que iba visitando, la actual beata se esmeraba en convocar a los lugareños a realizar los ejercicios espirituales. Como rasgo característico, Mama Antula adoptó un estilo de vida austero y sencillo, adaptándose a las realidades de cada lugar que visitaba, peregrinando descalza y viviendo de limosnas. Tras un tiempo en Buenos Aires, logró que las personas de la nobleza y, en general, de alto poder económico y social, no tuvieran que ocultarse para concurrir a los ejercicios espirituales, por ser estos de origen jesuita. También, obtuvo donaciones para poder realizar la construcción de la actual santa Casa de Ejercicios Espirituales, en los mismos terrenos de la avenida Independencia al 1100 donde hoy sigue en pie.

María Antonia falleció, en esa Casa que había fundado, el 7 de marzo de 1799, a los 69 años de edad. Sus restos fueron inhumados en la basílica de Nuestra Señora de la Piedad, de la ciudad de Buenos Aires, por haber sido el primer templo al que entró al término de su larga peregrinación a pie desde Santiago del Estero.

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