La música que cura las heridas del corazón

La música que cura las heridas del corazón

  • On 25 de septiembre de 2024

OMPRESS-VIETNAM (25-09-24) Las Misioneras de la Caridad de Cristo, una congregación vietnamita nacida de la espiritualidad de Santa Teresa de Calcuta, atienden una casa para niños huérfanos en la diócesis de Phu Cuong, en el sur de Vietnam, no muy lejos de Ho Chi Minh City. Un hogar donde la música ha hecho “milagros”.

Los niños de este centro han podido experimentar que “la música cura las heridas del corazón”, explica a Fides, la agencia de noticias de las Obras Misionales Pontificias, el padre Dominic Nguyen Van Lam, un sacerdote de 40 años que ha seguido e impulsado una iniciativa musical única dirigida a estos niños. “Son niños marcados por el sufrimiento y las privaciones de la vida. La música les ha devuelto la confianza y la alegría de vivir, lo que se ha manifestado en las relaciones entre ellos, en sus relaciones humanas con los profesores, y con las hermanas, que a veces son difíciles. La música ha sido y será un instrumento de crecimiento humano y espiritual, capaz de regenerar el círculo virtuoso del amor”, explicaba el sacerdote, que ha coordinado el proyecto “WYO4children”, que forma parte de la iniciativa “Sonidos de fraternidad”. Todo ello promovido por la Fundación World Youth Orchestra (WYO), que ha llegado a Vietnam este año.

En el marco de una iniciativa de cooperación cultural centrada en elementos como la música, el teatro y el arte, probados como herramientas para el diálogo y la paz entre los pueblos y las culturas, el proyecto ha ofrecido un apoyo concreto a los niños huérfanos y abandonados en Vietnam, para subrayar tres palabras fundamentales en la vida: amistad, hermandad, paz. Es lo que se ha implementado en el “Hogar del Amor de Madre” de Binh Duong, donde unas 20 religiosas cuidan a 80 niños huérfanos y jóvenes abandonados o en situaciones familiares difíciles, de entre 5 y 17 años. Los niños han asistido a seminarios musicales durante todo este año, y han pasado por una prueba final para evaluar las habilidades musicales alcanzadas. Ha habido clases de canto y teoría musical, de violín, piano, guitarra y percusión, además de proporcionarles instrumentos musicales.

El padre Dominic subraya “el poder de la música, que ha promovido cambios positivos en la vida de los niños. Desde que encontraron la música y empezaron a tocar un instrumento, son más felices y los resultados se pueden comprobar también en sus estudios”. El hogar se ha vuelto más alegre. “La música – explica el sacerdote vietnamita–construye el amor mutuo: este camino no solo ha ayudado a los niños a ser más sensibles, a nivel interior y en la relación con los demás; sino que también me ha ayudado a mí, a los profesores y a las hermanas a redescubrir la alegría del amor y el cuidado al compartir nuestro tiempo con ellos”. Las Misioneras de la Caridad de Cristo dan testimonio de cuánto ha mejorado la vida de los niños, sobre todo porque ahora todos sonríen. La música ha sido un medio para recuperar la sonrisa y la apertura al amor de Dios y de los demás.

Como explican desde Fides, la diócesis de Phu Cuong, donde viven 165.000 católicos, apenas un 4% de la población, la comunidad católica lleva adelante numerosas actividades sociales y de caridad, comprometiéndose con las personas desfavorecidas y ofreciendo becas a estudiantes pobres. Una de estas iniciativas es el orfanato de estas hermanas, la “Casa del Amor de la Madre””, permitiendo así a los niños asistir a la escuela de forma gratuita.

La World Youth Orchestra, con 23 años de actividad musical y social, está presente en 75 países, cuenta con 300 socios internacionales, entre ellos universidades y conservatorios, e involucra en sus actividades a más de 3.500 jóvenes músicos de todo el mundo.

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